El magro 74º puesto de la Argentina en el Índice de Desempeño Ambiental, elaborado por las Universidades de Yale y Columbia, refleja el deficitario desempeño de nuestro país en la materia.
El Índice de Desempeño Ambiental (EPI, por sigla en inglés) evalúa la salud humana y de los ecosistemas, con el objetivo de determinar cuán cerca están los países de alcanzar las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio en las Naciones Unidas y en el Acuerdo Climático de París.
A partir del análisis de 24 indicadores, que abarcan temas tales como el impacto de agua potable y saneamiento básico, la calidad del aire, los recursos hídricos, la contaminación del aire en los ecosistemas, la biodiversidad y el hábitat, los recursos naturales y el cambio climático, se confecciona un ranking y se publica, cada dos años, un índice que da visibilidad a los principales logros, problemas y desafíos de los países.
El objetivo es brindar a los distintos Estados una orientación acerca de las prácticas sostenibles, que hoy se encuentran amenazadas fundamentalmente por el crecimiento económico, la urbanización y la industrialización.
La ubicación de la Argentina en el puesto número 74 del ranking 2018 se justifica por sus pésimos desempeños en categorías diversas, como contaminación del aire (puesto 80); vitalidad del ecosistema (133); biodiversidad y hábitat (130); exposición al plomo y metales pesados (68).