Por Martín Lucas
Es uno de los temas que mayor interés suscita hoy entre los expertos en seguridad internacional, defensa y tecnología. La ciberguerra o, bien, la trama silenciosa que esconde la capacidad de un Estado de penetrar en las redes informáticas de otro Estado, con el fin de espiar o causar daños en sus sistemas militares, financieros, transacciones de valores y secretos diplomáticos, se presenta como EL gran nuevo desafío estratégico de los países centrales.
En EEUU saben de qué se trata. “El espionaje cibernético es una noticia vieja. La novedad es que hoy estamos perdiendo esa guerra”, alertó un ex funcionario de la CIA en una percepción que expresa el grado de preocupación que la primera potencia mundial le asigna a este nuevo tablero de juego. Por eso en 2010 el Pentágono creó su propio Cyber Command para el que pusieron al frente a un general de máximo rango. Eso fue solo el principio: para septiembre de 2013 se prevé la puesta en funcionamiento del mayor centro de espionaje que pueda imaginarse. La nueva fortaleza que la National Security Agency está construyendo en el desierto de Utah bajo un estricto secreto será cinco veces más grande que el propio Capitolio de Washington DC. Su propósito: interceptar, descifrar, analizar y almacenar vastísimas cantidades de información, incluyendo el contenido de mensajes privados de correo electrónico, llamadas de teléfonos celulares, búsquedas de Google y cualquier tipo de dato personal. Una apuesta ambiciosa cuyos posibles alcances impresionan y preocupan por los eventuales “daños colaterales” en perjuicio de la integridad y la privacidad de las personas. En la nota central de este mes, hablamos de la ciberguerra, de una nueva matriz, de un nuevo campo de batalla.
Pienso que en la Argentina y en Sudamerica se deberia crear una agencia de inteligencia para la defenza y proteccion de los intereses nacionales y regionales,es decir hacer contrainteligencia.ES HORA
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