El presidente de Venezuela convocó una Asamblea Nacional Constituyente para transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Carta Magna.

El sorpresivo anuncio encendió las alarmas en la oposición, que pidió rebelarse contra el llamado porque sólo busca dilatar los comicios regionales previstos para este año y las presidenciales de fines del 2018.

“Entrego mi poder al constituyente originario, al soberano, el pueblo”, dijo el mandatario, antes de firmar el decreto con el que convocó al proceso que, en principio, supone llamar a una votación para elegir a los redactores de la nueva carta magna.

“Si para algo es el poder de un presidente revolucionario es para activar la soberanía absoluta del único dueño de este país, a través del voto popular, directo y secreto (…) para la postulación y elección de una Asamblea Nacional Constituyente que tome el poder político de la patria”, agregó en un acto televisado junto con sus ministros y el alto mando militar.

La Constitución venezolana permite al Presidente de la República, a los dos tercios de los miembros del Parlamento y al 15 por ciento de los electores inscritos en el registro electoral convocar una Asamblea Constituyente.

Una vez elegidos los constituyentes a través del voto popular, estos deben redactar una nueva carta magna que no podrá ser objetada por el Presidente de la República ni por los demás poderes públicos y que derivará en comicios generales para reemplazar todos los cargos de elección popular.

Sin embargo, Maduro dijo el lunes, sin elaborar, que la mitad de unos 500 constituyentes serían elegidos por “la clase obrera”, “campesinos”, “indígenas” e hizo énfasis en que será un proceso “ciudadano” y no “partidista”.