La tecnología modificó no solo los soportes en que almacenamos y reproducimos la música, sino también la manera en que la hacemos. Aquí un repaso por la evolución histórica de una de las más bellas artes humanas

CLÁSICO Y MODERNO

¿Quién es?

Nicolás Agustín Garay, joven músico de 34 años, cuenta con un currículum envidiable. Empezó a tocar la guitarra a los 10 años y como profesional desde los 22. Estudió la carrera de guitarra en el Conservatorio “Astor Piazzolla” y tomó clases con grandes guitarristas como Ricardo Lew y Walter Ujaldón, y cursó estudios de piano con José Luis Juri y Mati Mormandi y armonía con Juan Carlos Cirigliano y Juan Raffo. Estuvo en una época relacionado con el tango y hoy toca en el grupo Francisca & Los Exploradores. Se desempeña también como pianista acompañante acompañante en el Departamento de Arte en Movimiento (DAM) de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y ha tocado con Gonzalo Aloras, Ulises Butron, Juan Ingaramo y El Zar. Tiene tres discos solistas de música instrumental.

¿Qué lo motiva ?

“Lo que más me gusta es componer, y hoy la tecnología me da la fantástica oportunidad de poder hacerlo desde mi casa”, destaca Niko, quien confiesa ser “un tanto obsesivo” y asegura contar con numerosos dispositivos tecnológicos para desarrollar su trabajo. “No digo que pueda grabar un disco entero desde mi casa, pero sí que la tecnología me permite intercambiar material con colegas, juntarnos, grabar, hacer demos y ensayar variantes con diferentes softwares”, explica a DEF.

¿Cómo combinás tu formación musical clásica con las nuevas tecnologías?

Cuando estudié en el Conservatorio, cursé una materia de tecnología aplicada a la música donde se veían elementos relacionados con escribir partituras o grabar música usando la computadora. Existen distintos softwares aplicados a lenguaje musical, los mas conocidos son el Finale, Sibelius y Encore. Estos se empezaron a utilizar desde mediados de los 90 para escribir partituras digitalmente. La tecnología también nos ofrece la posibilidad de grabar música en computadora, lo que hoy es algo habitual pero hace veinte años no era tan común. Todo el tiempo están saliendo versiones mejoradas de programas de audio, como el Logic, el GarageBand, el Live o el ProTools, con continuas mejoras y actualizaciones.

¿Existe cierta resistencia de la “vieja guardia” a estos avances tecnológicos?

Algunos músicos prefieren lo analógico porque el sonido sigue siendo mucho más cálido. La ventaja de lo digital es que es mucho más sencillo para grabar y con los nuevos programas se han hecho avances increíbles. Quizás a mis profesores les haya costado un poco más adaptarse o escribir sus partituras con un mouse, cuando toda su vida lo habían hecho manualmente. En cuanto a la grabación de música siempre es mejor lo análogo, pero es mucho mas caro ya que grabar en cinta abierta es sumamente costoso. Cuando estudiaba con Ricardo Lew, un gran guitarrista argentino que ha tocado, entre muchos otros, con Astor Piazzolla, me sorprendía que el usaba mucho la computadora en sus clases y eso me parecía bárbaro porque era todo muy dinámico.

¿Cómo ha cambiado el trabajo cotidiano del músico?

Yo tengo un teclado Nord Electro 5 y para acceder a nuevos sonidos, los descargo de la página web de Nord. Eso hace que esté constantemente en contacto con Internet. Antes te comprabas un teclado y te tenías que arreglar con los sonidos que venían incorporados, ahora es como que el teclado tiene un disco rígido adentro y vos los vas cargando. En el caso de los instrumentos de orquesta siguen siendo igual que siempre y ahí tal vez para lo único que se pueda utilizar la tecnología sea para generar o copiar partituras.

¿La tecnología ha facilitado el acceso de los artistas al público?

El panorama ha cambiado notablemente en los últimos 15 o 20 años. En su momento, las discográficas trabajaban con una gran cantidad de artistas. Hoy por hoy existe un grupo reducido de artistas pop o del rock nacional que siguen vendiendo masivamente. Todos los demás grupos se fueron haciendo independientes, tienen sus páginas de Facebook y suben su música a Spotify. Los músicos pueden encarar sus propios proyectos, grabar en su casa, difundir su música a través de su página web y promocionarse. Antes se hacía mucho más difícil si no tenías una discográfica y firmabas un contrato de grabación. Tampoco existían herramientas de difusión, como Instagram o Facebook. Hoy todos nos movemos con las redes sociales.

A la carta, 5 datos a tener en cuenta

  • La industria de la música registró un leve repunte del 5,9 % en 2016, luego de un largo bache en los 15 años anteriores, cuando las pérdidas acumuladas fueron del orden del 40 %.
  • Los ingresos totales de la industria sumaron 15.700 millones de dólares en 2016, de los cuales más del 50 % provinieron de descargas en formato digital.

  • América Latina fue, por séptimo año consecutivo, la región con el mayor nivel de crecimiento en ingresos para la industria, con un aumento del 12 %.

  • El mercado de la música digital creció un 17,7 %, mientras que la venta de dispositivos físicos descendió un 7,6 %.

  • Los ingresos obtenidos por los servicios de streaming registraron un crecimiento interanual del 60,4 % a nivel mundial, impulsados principalmente por el fenómeno Spotify.

En resumen los ingresos totales por descargas de música en formato digital alcanzaron los 7.800 millones de dólares en 2016. 112 millones de personas usuarios de servicios pagos de streaming.