Foto: Fernando Calzada.

Celeste Medina lidera ADA, una empresa social que ofrece cursos para aprender a programar y ayuda a sus alumnas a conseguir trabajo en empresas líderes del mercado.

En la Argentina, solo 1 de cada 11 programadores son mujeres. Por otra parte, el 65 % de los puestos claves en las empresas de tecnología del país quedaron vacantes, según datos de 2017 de la Industria Argentina del Software (CESSI). Con sus capacitaciones en programación, la empresa social ADA busca dar respuesta a estos dos problemas, formando mujeres en programación y conectándolas con las empresas del sector para cerrar la brecha de género.

“Las mujeres aportan innovación y diversidad, y está demostrado que cuanto más diverso es tu equipo, mejor le va a la empresa”, asegura esta joven que decidió hacer algo para ayudar a que más mujeres accedieran a mejores trabajos en este rubro y, junto con su socio, Ezequiel González, fundó ADA, inspirada en Ada Lovelace, la creadora del primer programa informático en la historia.

Su iniciativa fue premiada por el Anita Borg Institute of Technology, institución de referencia de Palo Alto, California, que premia a mujeres que crean oportunidades en tecnología para mujeres y niñas en todo el mundo. En 2016, además, fue seleccionada para presentar oficialmente al presidente estadounidense Barack Obama en su encuentro con jóvenes argentinos en Buenos Aires. También fue destacada en la Conferencia F8 2018 de desarrolladores de Facebook por su “exitoso trabajo para cerrar la brecha de género en la industria”.

-¿Qué es ADA?
Es una empresa social, una non-profit, que forma mujeres como programadoras para conectarlas con empresas que necesiten de su talento. El objetivo es que accedan a un mejor trabajo en tecnología.

-¿Cuándo y cómo nace este proyecto?
-En octubre de 2014, a partir de un concurso del gobierno de la Ciudad, con mi socio reunimos capital semilla y formamos un grupo para empezar a formar a mujeres en situaciones de mucha vulnerabilidad, en Gregorio Laferrere, La Matanza. De esa primera experiencia, que salió mal, aprendimos muchas cosas, entre otras, que es importante siempre buscar partners (socios), personas e instituciones que te acompañen. No hay que hacer las cosas solos. También aprendimos que si bien podés brindar habilidades técnicas, hay cosas que van más allá, por ejemplo, en este caso, las chicas no tenían internet en sus casas. Esto afectaba la capacidad de aprendizaje.

-¿Por qué salió mal esta experiencia?
-Al año siguiente, después de terminada la formación, les ofrecimos trabajo a la mayoría de las chicas, pero nos dijeron que no, porque querían quedarse a cuidar a sus hijos. Es decir, hay un contexto social que hace que ellas tengan que tomar esa decisión por sobre la posibilidad de acceder a un trabajo mejor, y es algo que va mucho más allá de lo que uno puede hacer como organización.

Foto: Fernando Calzada.

-En su opinión, ¿por qué hay tan pocas mujeres en el ámbito de la tecnología?
-Hay muchas causas. Muchas mujeres no tienen a lo largo de su vida contacto con quienes crean tecnología, y por ende, no lo ven como una opción disponible dentro del abanico de carreras. No hay tantos role models (modelos a seguir) mujeres que creen tecnología, y los que hay no llegan al público masivo. Además, a las mujeres, en general, no se las incentiva como a los hombres en el desarrollo del pensamiento lógico-matemático. Por otra parte, hay todo un tema de fondo social y político. Las mujeres fuimos mayoría en computación cuando la computación era vista como una tarea operativa, sin importancia. En los 80, con la explosión de Silicon Valley y los videojuegos, se empezó a perfilar ‒en publicidad y marketing‒ que las personas que usaban tecnología eran hombres blancos, y entonces, son ellos los que fueron ganando este espacio. Se trata de un espacio de poder. Hoy, las mayores empresas de tecnología inciden incluso en política, tienen poder. La mujer se fue quedando afuera de esto.

-¿Cuál es la situación de ADA hoy?
-En 2017 volvimos a capacitar. Desde entonces, llevamos 210 mujeres formadas o en formación, con un 80 % de inserción laboral en la última camada, que logró insertarse laboralmente en un período de 3 meses. En muchos casos, se trata del primer trabajo en blanco para estas mujeres.

-¿Cómo es la modalidad de los cursos?
-Tenemos uno de Desarrollo Frontend, que se cursa de lunes a viernes, son 4 horas por día por 5 meses. Es superintensivo. Próximamente, vamos a lanzar otros programas. También tenemos la opción de Desarrollo Frontend tres veces por semana, por 9 meses. La cursada es en un espacio de coworking y en empresas aliadas, uno, por ejemplo, tiene lugar ahora en IBM.

-¿Quiénes son los docentes? ¿Cómo preparan los contenidos?
-Son profesionales senior de la industria. Pueden ser hombres o mujeres, es indistinto. Para nosotros sí es importante que el docente esté alineado con nuestra misión y la entienda. Si es hombre, tiene que tener cuidado de no decir nada fuera de lugar… Tiene que entender que el nuestro es un lugar seguro para las chicas.

-¿Son gratuitos los cursos?
-La formación es paga. Tenemos un precio similar al del mercado, pero con un gran diferencial: ofrecemos casi el doble de horas de cursada en comparación con la oferta del resto del mercado. Nuestra hora de enseñanza, entonces, es de las más baratas del mercado. Además, por otro lado, las que no pueden pagarlo tienen la posibilidad de acceder a un plan de pago en diferido, que se utiliza mucho en EE. UU., que les permite a las mujeres abonar casi el total de la formación una vez que hayan conseguido trabajo en tecnología. Durante la cursada, solo pagan 7 mil pesos, que pueden ser abonados en cuotas mensuales. Quienes no pueden pagar, directamente no los pagan. Recién cuando tienen trabajo, empiezan a devolver el total en 18 cuotas del 25 % de su salario neto. Además, si alguna de ellas, en 12 meses luego de egresada no logró insertarse laboralmente, no nos debe nada. La convocatoria para esta modalidad, que llamamos “préstamos de honor” se encuentra abierta, las interesadas pueden inscribirse en el sitio web de la empresa.

-¿Qué requisitos hay que cumplir para poder anotarse?
-Tener más de 18 años y tener el secundario terminado. Luego, pasan por un proceso de selección con pruebas de habilidades lógico-secuenciales y entrevistas grupales e individuales.

-¿Cuál es el perfil de las alumnas?
-Hay dos perfiles: el primero es el de las mujeres que acceden al pago diferido, que no tuvieron acceso a la universidad o no tienen empleo. Después están las que pagan el curso, que en general son graduadas o estudiantes universitarias que ya tienen un trayecto profesional en otra área, pero sienten que encontraron un techo y ven en la tecnología una oportunidad para un mayor desarrollo profesional a largo plazo, que le brinde una mejora económica considerable.

-¿Cómo se insertan en el mundo laboral, una vez terminada la cursada?
-Tenemos una encargada de job placement (inserción laboral), que está siempre atenta a todas las búsquedas laborales que aparecen, y es la encargada de llamar a las empresas para estar informada. Y, por otro lado, tenemos una red de empresas que ya han contratado a nuestras egresadas, y además, nos contactamos con otras empresas del sector para presentarles perfiles, de mujeres que ya van con todo el respaldo que tiene ADA. Dentro del mercado, tenemos una cierta reputación, nuestras egresadas están trabajando en las principales empresas del país, como Mercado Libre, IBM, Accenture… Entonces, muchas veces nuestro respaldo les sirve mucho a la hora de conseguir trabajo. También nos llegan pedidos directo de las empresas, y los ponemos en contacto con nuestras egresadas.

-¿Qué obstáculos encuentran las mujeres a la hora de trabajar en tecnología?
-Hay de todo… Que tu compañero gane más por ser hombre y haga el mismo trabajo que vos; que cuando intentás hablar en una reunión, te tape la voz de un hombre; que se libere un puesto de líder y se lo den a un varón, aunque una chica tenga más condiciones. Y después, hay cosas más graves, que no son tan comunes, pero pasan, como que se hagan comentarios desubicados con referencias sexuales o sobre las preferencias sexuales de cada uno; que algún jefe te diga “bebé” o algún apodo similar.

-¿Qué aportan las mujeres en empresas de tecnología? ¿Por qué contratarlas?
-En primer lugar, las empresas crean productos que utilizan todas las personas, por lo que es importante que a la hora de crearlo haya diversidad de miradas, no solo de género, sino toda la diversidad que se pueda tener para lograr un producto mejor. Yo siempre digo que las mujeres aportan innovación en la tecnología. En la historia de la computación, las mujeres tuvieron un papel clave, con la primera programadora, Ada Lovelace, con la primera creadora de un compilador, que fue una mujer, o la que sentó las bases del WIFI y del Bluetooth. En suma, las mujeres aportan innovación y diversidad y está demostrado que cuanto más diverso es tu equipo, mejor le va a la empresa. También hay estudios que prueban que, si una empresa es liderada por una mujer, tiene un 30 % más de ingresos, entre otras cosas.