En su informe global “Predicciones Energéticas 2011”, la consultora Deloitte da cuenta del protagonismo que mantendrá China en los distintos segmentos de la industria y anticipa los desarrollos futuros en el ámbito de las energías renovables. Por Mariano Roca
El año próximo tendrá como protagonistas a los mercados emergentes, que serán el principal destino de la tercera ola de adquisiciones y fusiones en la industria energética. Entre los actores involucrados, destacan las compañías estatales de la India y de las ex repúblicas soviéticas que integran la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Así lo indica el informe presentado por el grupo “Energía & Recursos Globales” de la consultora Deloitte. La principal advertencia apunta a los riesgos de la denominada “integración post-fusión” (PMI, por su sigla en inglés), ya que las compañías adquirentes deberán mejorar sus habilidades para hacer frente a la complejidad de los sistemas financieros, las diferencias culturales y las incertidumbres regulatorias en los mercados emergentes.
EL “EFECTO CHINA”
“El ‘efecto China’ no muestra signos de detenerse”, señala el trabajo. De acuerdo con las cifras proporcionadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2009 el gigante asiático se transformó en el mayor consumidor mundial de energía, con 2252 millones de toneladas equivalentes de crudo, superando por primera vez a EEUU. En ese contexto, las compañías estatales CNOOC (China National Offshore Oil Company) y CNPC (China National Petroleum Corporation) se encuentran embarcadas en una serie de proyectos en Nigeria, Angola, Ghana y otras naciones africanas. El foco de Beijing también está puesto en otros países ricos en recursos hidrocarburíferos, como Brasil, Australia, Canadá y Arabia Saudita.
Por otra parte, el crecimiento de los países asiáticos y la incorporación de millones de consumidores a la clase media provocarán, en el corto plazo, un fuerte aumento en la demanda de combustibles. “El gran cambio es que los grandes centros de consumo en Occidente darán paso al enorme potencial de los centros de consumo de Oriente”, señala Deloitte. “El tamaño, el apoyo gubernamental y la fortaleza financiera (de la que gozan) permitirán a las compañías de energía de Asia invertir en refinerías de mayores dimensiones, complejas y eficientes, así como en plantas químicas, que están destinadas a satisfacer los requerimientos de los mercados asiáticos”, agrega. Se baraja la hipótesis de un parque automotor cercano a los 250 millones de vehículos solamente en China hacia el año 2024.
La energía nuclear tampoco quedará fuera de la expansión económica china. Beijing planea quintuplicar su capacidad instalada de generación nucleoeléctrica, al pasar de 80.000 MW en 2020 a 400.000 MW en 2050. Con 12 plantas nucleares en operación, 24 en construcción y 75 en fase de planificación, el Buró Estatal de Energía de China apunta a satisfacer al menos un 5% de su consumo energético a partir de esa fuente alternativa a los hidrocarburos. “La energía nuclear aparece como la mejor opción, en términos de diversificación, sustentabilidad, independencia y energía limpia donde ella se necesita; por ejemplo, cerca de los centros de consumo, como en el caso de la costa oriental de China”, advierte Deloitte.
LA NUEVA “ONDA VERDE”
El creciente aumento de la demanda y el límite marcado por la finitud de los recursos no renovables del planeta abren las puertas al surgimiento de una nueva “economía verde”. En ese sentido, la energía eólica, la solar y la fabricación de automóviles híbridos y totalmente eléctricos surgen en el horizonte como alternativas, aunque todavía están lejos de sustituir siquiera mínimamente las fuentes no renovables. En este marco, se espera que cobre impulso el requerimiento de trabajadores especializados en campos profesionales como la ingeniería, el desarrollo de proyectos, la logística, la contabilidad y la tecnología informática.
Según Deloitte, el ascenso de la energía solar dependerá de cuán rápidamente las tecnologías solares alcancen la grid parity, definida como el “punto en el cual el costo de la electricidad derivada de fuentes renovables será competitivo con el costo de la electricidad derivada de fuentes tradicionales como el carbón, el petróleo, el gas natural o la energía nuclear”. Por el lado de la industria automotriz, las celdas de hidrógeno han sorteado las pruebas a las que fueron sometidas, pero su producción masiva deberá aguardar una o dos décadas más. Mientras tanto, los vehículos eléctricos híbridos (HEV) -impulsados simultáneamente por combustibles fósiles y baterías eléctricas- son ya una realidad comercial y “pesos pesados”, empresas como las japonesas Toyota, Honda y Nissan y las norteamericanas Ford y General Motors se están abocando a esta carrera.
Marchamos inexorablemente hacia un mundo en el que el agotamiento de los hidrocarburos nos obligará a cambiar las pautas de consumo energético y a repensar nuestras fuentes de aprovisionamiento. Será necesario, entonces, comenzar a encontrar alternativas que brinden sustentabilidad a la economía del planeta.