Algunos cambios en la cúpula del Organismo de Inteligencia más poderoso de Irán hace pensar en un acercamiento al gobierno de Biden. Sin embargo, hay indicios que permiten pensar en un avance del ala dura. Por George Chaya

En los últimos diez años, las agencias de inteligencia occidentales han tratado de avanzar en profundidad sobre aspectos desconocidos de la organización y estructura del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC, por sus siglas en inglés). Mucho se ha escrito y publicado sobre la comunidad de inteligencia iraní en general. Sin embargo, lo conocido hasta el momento ofrece una escasa descripción de conocimientos sobre la Organización de Inteligencia de la IRGC en particular. Lo que se sabe sobre el cuerpo es acotado, incluso agencias de contrainteligencia occidentales se han conducido por publicaciones del propio Ministerio de Inteligencia iraní, mucha de cuya información data de los años 2011 y 2012.

En noviembre de 2012, el Servicio de Investigación del Congreso estadounidense dio a conocer un dossier cuyo título fue “Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán”, en el que se ampliaron aspectos sobre la organización y la estructura de la inteligencia khomeinista. No obstante, dado el hermetismo del régimen, hay una zona oscura que lleva al desconocimiento.

Lo cierto es que, con la expansión de las actividades relacionadas a la exportación de los principios de la revolución islámica fijada por el imán Khomeini, la Organización de Inteligencia de la IRGC se convirtió en la más importante del aparato de inteligencia de la República Islámica y de sus organizaciones asociadas, como Hezbollah, del Líbano, y Kataib-Hezbollah, de Irak. Así, su influencia ha ido en aumento el último decenio ampliando, incluso, el número de sus funcionarios, y sus autoridades. 

LA PUJA DE PODER EN IRÁN

La Organización de Inteligencia de la IRGC depende de forma directa del líder supremo Ali Khamenei, y sus áreas de operaciones están ligadas al Ministerio de Inteligencia, aunque posee total autonomía y libertad en las distintas aéreas de la seguridad interior y exterior del gobierno islámico desde 1982. Durante más de 25 años, la redundancia y superposición de las autoridades del Ministerio de Inteligencia Interior y la Organización de Inteligencia de la IRGC han generado profundos desacuerdos y conflictos de competencia entre ambos organismos. 

Desde finales de los 80 hasta principios de los 90, el ala de la inteligencia de la IRGC fue ganando poder a expensas del propio Ministerio de Inteligencia. Entre las causas que favorecieron ese aumento de poder se encuentra el golpe sufrido por el Ministerio de Inteligencia tras la denuncia de su implicación en la “ola de asesinatos” de intelectuales y pensadores iraníes que no habían salido al exilio. También las pujas de poder entre el líder supremo y los anteriores presidentes Muhammad Khatami y Mahmoud Ahmadinejad fortalecieron el deseo de Khamenei por reforzar el órgano de inteligencia de la IRGC, y lo dejaron fuera de la supervisión del gobierno y del Poder Legislativo. Así, la IRGC obtuvo un espacio de poder infinito para operaciones en el país y el exterior.

El presidente Hassan Rouhani (C) y otros altos comandantes militares viendo a los miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) desfilar durante el desfile militar anual de la "Semana de la Defensa Sagrada". Foto: AFP.
El presidente Hassan Rouhani (C) y otros altos comandantes militares viendo a los miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) desfilar durante el desfile militar anual de la “Semana de la Defensa Sagrada”. Foto: AFP.

Según un informe de 2014 de la agencia Fars, órgano oficial de prensa de la IRGC, la coordinación entre las agencias de inteligencia recaía en la cúpula del Organismo de Inteligencia de la IRGC: hasta noviembre pasado, el Consejo era responsable de celebrar reuniones, intercambiar información, planificar operaciones de inteligencia y temas relacionados, y de establecer la metodología para llevar a cabo misiones de los distintos miembros de la comunidad de inteligencia interior y exterior. 

¿UN “GATOPARDO”?

De cara al cambio en la conducción política estadounidense y ante la llegada de Joe Biden, en diciembre de 2020, la Organización de Inteligencia se fusionó con la Sección de Inteligencia Estratégica del IRGC. Su antiguo jefe, Hossein Taeb, permaneció al frente de la Organización, y Hossein Mohaqeq, exjefe de la Sección de Inteligencia Interior Estratégica (contrainteligencia), fue nombrado adjunto de Taeb. Varias agencias occidentales se preguntan si los cambios organizativos en la inteligencia de la IRGC se producen en el contexto de descongelar las nuevas relaciones con EE. UU. desde que Donald Trump se marchó o si, por el contrario, tales cambios responden a fortalecer lo que puede ser una intensificación del conflicto entre ambas naciones si es que no arriban a un nuevo acuerdo marco en torno al tema nuclear.

Cabe recordar que, en mayo de 2018, el expresidente, Donald Trump, decidió retirar a su país del acuerdo nuclear (JCPOA, por su sigla en inglés) y adoptar una estrategia de presión extrema contra Irán a través de la profundización de sanciones económicas.

Los cambios estructurales efectuados por el gobierno se produjeron después del anuncio de Washington de agregar a la IRGC a un listado de organizaciones terroristas extranjeras designadas por el Departamento de Estado. De allí que muchos funcionarios que acompañan a Biden vean la actual posición de Taeb al frente de la Organización como un indicador de la determinación del régimen para mejorar la relación con Washington ante los crecientes problemas económicos y los nuevos desafíos del gobierno iraní.

VIOLENCIA, REPRESIÓN Y LA IRGC

La baja en la represión interna contra algunos grupos movilizados que reclaman por la economía de Irán puede hacer pensar que el régimen de Ali Khamenei pretende enviar un mensaje a Occidente, en general, y a Washington, en particular, que muestre que su país hará lugar a ciertas reformas. El interrogante que continúa abierto es si ese mensaje tiene visos de ser real o lo que busca el régimen es una cosmética que le permita descongelar millonarios fondos retenidos por las sanciones vigentes. Esos fondos hoy resultan vitales ante la dramática crisis económica por la que transita la República Islámica.

Sin embargo, aunque las modificaciones estructurales en áreas sensibles de inteligencia del régimen pretendan ser mostradas como una flexibilización a las viejas políticas iraníes de confrontación con la administración anterior, Washington debería ser cauto en virtud de que esos cambios también han otorgado mejoras y más libertades a la posición de la IRCG dentro de la comunidad de Inteligencia del régimen.

Asimismo, las reformas entrañan claramente facilidades en la expansión de sus operaciones, las que deben ser consideradas como parte de una política ampliada que favorece la influencia de la IRGC en distintos ámbitos de las políticas de gobierno que otorgan a la estructura un importante rol en el sistema político y en la economía de Irán. Washington no debería perder de vista los postulados que constituyen la base de la propia existencia de la IRGC.

Cabe recordar que cuando Mohammad-Ali Jafari fue nombrado comandante de la IRGC, su conducción dio lugar al aumento de la participación de la organización en la política, y quedó demostrado que la IRGC no es solo una organización militar unidimensional, sino que su objetivo es preservar la Revolución y sus logros contra cualquier enemigo de la Republica Islámica.

Claramente, la IRGC no es una organización “exclusivamente militar”, es también una estructura organizacional “política e ideológica”, como la definió el jefe de la Fuerza Al-Quds, Qassem Soleimani, semanas antes de ser neutralizado por un misil estadounidense en el aeropuerto de Bagdad, Irak, el 3 de enero de 2020.

UN ORGANISMO EN EXPANSIÓN

En el último año, surgió otro tema como elemento discordante entre la Organización de Inteligencia del IRGC y el Ministerio de Inteligencia: la participación de la Organización en las detenciones de iraníes con doble nacionalidad. A mediados de 2020, el Majlis (Parlamento) recibió un informe de investigación sobre altos funcionarios que tienen doble ciudadanía y permiso de residencia en los Estados Unidos (incluidas sus green cards).

El informe, elaborado en cooperación entre la Organización de Inteligencia de la IRGC, el Poder Judicial, las Fuerzas de Seguridad Interna y el Ministerio de Relaciones Exteriores, abordó diferentes aspectos del empleo de personas con doble nacionalidad en los órganos ejecutivos de Irán. Según una publicación de la prensa opositora, el Ministerio de Inteligencia se negó a colaborar en la preparación del informe y no estuvo dispuesto a responder a la solicitud del Poder Judicial de presentar una lista de personas con doble nacionalidad que ocupan altos cargos en instituciones estatales.

Los desacuerdos entre los dos organismos también salieron a la luz durante el proceso de legislación de un proyecto de ley destinado a resolver la cuestión de la ciudadanía de los hijos nacidos de mujeres iraníes casadas con hombres no iraníes. Durante el proceso legislativo, el Majlis propuso asignar al Ministerio de Inteligencia la responsabilidad de otorgar autorizaciones de seguridad a esos hijos menores.

LAS DUDAS DE LOS CIUDADANOS EN IRÁN 

El Consejo de Guardianes (organismo encargado de velar por la constitucionalidad de las leyes y su consonancia con el derecho islámico) exigió la inclusión de la Organización de Inteligencia de la IRGC como el organismo que proporcione las autorizaciones y se impuso sobre el Ministerio y el Poder Legislativo. Así, la Organización de Inteligencia de la IRGC ganó la puja ampliando su capacidad operacional en detrimento del Ministerio de Inteligencia que debió aceptar un gran número de funcionarios de la IRGC en espacios vitales de su estructura.

La gran influencia de la Organización de Inteligencia del IRGC y la expansión de sus actividades a organismos adicionales la han expuesto a variadas críticas por parte del público y de los políticos. Las críticas no excluyen las denuncias sobre abuso de poder, participación en actos de corrupción y otras graves irregularidades.

A pesar de las supuestas modificaciones y reformas que el régimen pretende mostrar a la nueva administración estadounidense, estas no van en consonancia con la expansión que se ha facilitado a funcionarios de la IRGC en los cargos que ocupan dentro de la Organización de Inteligencia del régimen. Todos los demás organismos de la comunidad de Inteligencia de Irán se encuentran subordinados a ella.

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