La muerte a tiros de un político de la oposición en Túnez llevó a miles de manifestantes a las calles, dos años después de que su revuelta dio inicio a la Primavera Árabe que sacudió a la región.
La sede central del partido Ennahda, un grupo islamista moderado que gobierna en una coalición junto a sectores laicos, fue incendiada tras el asesinato de Chokri Beladi, un líder de 48 años crítico del trato del Gobierno con los radicales islamistas. Su partido y otros en la oposición dijeron que abandonarán la asamblea que está redactando una nueva Constitución y convocaron a una huelga general.
El primer ministro Hamadi Jebali, que dijo que la identidad del agresor se desconocía, condenó la muerte de Beladi a las puertas de su casa en Túnez, considerándolo un asesinato político y un golpe contra la revolución de la Primavera árabe.
Ennahda negó cualquier relación con el asesinato. Su líder Rached Ghannouchi culpó a quienes buscan desbaratar la transición democrática en el país. “Túnez hoy se encuentra en uno de los mayores estancamientos políticos desde la revolución. Deberíamos quedarnos tranquilos y no caer en un espiral de violencia. Más que nunca necesitamos unidad”, afirmó. Y acusó a sus oponentes secularistas de incitar a las personas contra su partido tras el asesinato.
Mientras el cuerpo de Beladi era trasladado en ambulancia por la capital desde el hospital donde falleció, la policía disparó gas lacrimógeno contra unos 20.000 manifestantes frente al ministerio del Interior que pedían la caída del Gobierno.
Fuente: Reuters