Diez países respaldaron a EE.UU., mientras que los BRICS, Argentina e Indonesia rechazaron el uso de la fuerza.
En el marco de la Cumbre del G-20 en San Petersburgo, los líderes de EE.UU., Reino Unido, Turquía, Francia, Italia, España, Australia, Canadá, Japón, Corea del Sur y Arabia Saudita manifestaron en un comunicado que las pruebas “claramente apuntan a que el Gobierno sirio es responsable del ataque” del pasado 21 de agosto en los suburbios de Damasco, en el que se utilizaron armas químicas. Pidieron, entonces, “una contundente respuesta internacional a esta grave violación de las leyes y de la conciencia del mundo, que envíe un claro mensaje de que este tipo de atrocidades no puede repetirse”.
En otro de los párrafos del comunicado se indica que “los firmantes han apoyado con firmeza una resolución contundente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dada la responsabilidad del Consejo de Seguridad para encabezar la respuesta internacional, pero reconocen que el Consejo está paralizado desde hace dos años y medio. El mundo no puede esperar a interminables y fallidos procesos que solo pueden conducir a un incremento del sufrimiento en Siria y a la inestabilidad regional”. En ese sentido, se apoya “los esfuerzos emprendidos por EE.UU. y otros países para reforzar la prohibición del uso de armas químicas”. Sin embargo, reconocen que “el conflicto de Siria no tiene una solución militar” y reafirman su “compromiso de perseguir un acuerdo político pacífico a través de la aplicación completa del Comunicado de Ginebra de 2012. Estamos comprometidos con una solución política que desemboque en una Siria unida, incluyente y democrática”.
Por su parte, en rueda de prensa poterior a la Cumbre, Vladimir Putin afirmó que Ruisa, Brasil, China, India, Sudáfrica, Argentina e Indonesia se oponen al uso de la fuerza en Siria y recordó que esa postura es compartida por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, y por el Papa Francisco. Aseguró también que la canciller alemana Angela Merkel mantiene una posición “muy cautelosa” y puntualizó que su país no tiene previsto intervenir en ningún tipo de operación internacional. Putin manifestó que, en su opinión, “el uso de armas químicas fue una provocación de los rebeldes, que cuentan con la asistencia de países extranjeros desde el comienzo” y recordó que el uso de la fuerza contra un Estado soberano solo es justificable en “casos de autodefensa”. “Siria no está atacando a EE.UU.”, añadió el líder ruso, que actuar sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU sería “colocarse fuera de la ley”.