Con un litoral marítimo de 4500 kilómetros y una zona económica exclusiva (ZEE) de más de 1,5 millones de km2, ¿por qué se torna cada vez más necesario custodiar el mar Argentino?. Por Redacción DEF
“Nos falta una dirección de orquesta: tenemos excelentes instrumentos, organizaciones e instituciones muy eficientes, con profesionales de larga trayectoria y múltiples experiencias, pero nos falta una coordinación racional que, a través de concursos y de una selección profesional, permita que la sinfonía salga armónicamente linda”, sugirió, en diálogo con DEF, el oceanógrafo Javier Valladares, miembro de la Academia del Mar.
El exjefe del Servicio de Hidrografía Naval (SHN) ejemplifica su propuesta con dos modelos históricos: el programa nuclear encarado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el trabajo realizado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
La recomendación que hace la Academia del Mar, a nivel institucional, es el establecimiento de un organismo federal autónomo y autárquico, en la órbita del Poder Ejecutivo, que se encargue de gestionar la “Política de Estado Oceánica Nacional”, además de la creación, dentro de la Jefatura de Gabinete, de un área específica con responsabilidades de control y supervisión del cumplimiento del programa en cada área del gobierno.
“Nuestro país podría tener una Comisión Oceánica, en la que se coordinen las políticas que luego cada Ministerio debería implementar”, amplió Valladares, quien puso especial énfasis en la importancia de “incorporar los temas del mar Argentino en las currículas educativas de la escuela primaria y secundaria en la Argentina” para “atraer el interés y la preocupación de los ciudadanos del futuro”.
LA ACTIVIDAD PESQUERA: DINAMISMO, REGULACIÓN Y SOSTENIBILIDAD
Si hablamos del mar Argentino y de la importancia de sus recursos, un sector clave es el de la pesca. La sobreexplotación de los caladeros del Atlántico sudoccidental a manos de grandes flotas extranjeras en el límite de la ZEE de la Argentina es una de las cuestiones más acuciantes que afectan a nuestro espacio marítimo. Ahora bien, “el recurso pesquero es solo una arista del conflicto existente en la milla 201”, precisó Horacio Terribile, experto en temas pesqueros e investigador sobre asuntos de Defensa y geopolítica.
“La pesca integra una larga lista de recursos de poder en el escenario del Atlántico sudoccidental que, desde una mirada geopolítica integral, es parte del conflicto de soberanía con la Corona británica por Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur, sus aguas circundantes y la Antártida”, opinó el especialista.
En su trabajo “El conflicto en la milla 201: ¿es esencialmente pesquero?”, Terribile recuerda que “hasta 1982, el Atlántico sudoccidental había sido una zona de pesca poco explotada, y los busques pesqueros argentinos tenían la libertad de pescar hasta una distancia de 15 millas de las islas Malvinas”.

La apetencia de las flotas de pesqueros de terceras banderas por estos recursos se dio posteriormente, “como consecuencia del descubrimiento de la riqueza del caladero, de los avances tecnológicos relacionados a la pesca del calamar y del significativo aumento del consumo de la especie”. El mayor error de política soberana, lamentó este especialista, es que “desde el final de la guerra de Malvinas hasta el presente, Argentina ha resignado la vigilancia y el control del Atlántico sudoccidental”.
MALVINAS Y EL MAR ARGENTINO
¿Cuáles fueron estos actos unilaterales del Reino Unido? En febrero de 1987, la administración isleña estableció unilateralmente, en torno a las islas Malvinas, la Falklands Inner Conservation Zone (FICZ), que fue posteriormente ampliada, hacia fines de 1993, cuando consolidaron de facto una zona económica exclusiva, al levantar la veda de pesca que regía en la Falklands Outer Conservation Zone (FOCZ), lo que incrementó sustancialmente –hasta prácticamente duplicar– el espacio pesquero malvinense.
Por último, en 1994, Gran Bretaña amplió su pretendida jurisdicción marítima al incorporar unos 1900 kilómetros cuadrados ubicados entre las 200 millas de la ZEE argentina y el límite noroccidental de la FOCZ. “En 1994, teníamos en disputa 1,6 millones de kilómetros cuadrados de aguas circundantes; hoy, con el trazado del nuevo mapa bicontinental argentino, dicha extensión alcanza los 2,6 millones de kilómetros cuadrados”, sintetizó Terribile.

“Desde el establecimiento de la FOCZ, el ilegal e ilegítimo gobierno británico en Malvinas ha dispuesto la venta unilateral de licencias de pesca a actores de terceras banderas en aguas en disputa, y, a partir de 2005, dicha venta se extendió 25 años”, especificó. Los beneficios obtenidos por el otorgamiento de licencias de pesca han sido cuantiosos para el gobierno isleño: esta actividad representa actualmente el 40% de su PBI y ha permitido un incremento de alrededor del 500% en los ingresos de la administración isleña.
Considerando un promedio anual de 200.000 toneladas de recursos pesqueros extraídos de las aguas en disputa, Terribile estima que nuestro país ha perdido, por la comercialización final de esos productos, entre 63.000 y 148.000 millones de dólares en las últimas cuatro décadas.
MEDIDAS A ADOPTAR
¿En qué medidas concretas debería traducirse? El investigador enumeró una larga serie de propuestas, entre ellas, la construcción de un puerto de aguas profundas, así como de un polo logístico antártico.
El propio Terribile concluye en su trabajo “La política pesquera argentina: las cuestiones de la política doméstica y el sistema internacional, desde Malvinas al fin del siglo”: “La pesca es solo una herramienta más de negociación de la política exterior argentina, aunque bien sepamos que lo que está en juego es el control de los pasos bioceánicos y el acceso a la Antártida”.
LEA MÁS