A los 73 años falleció el mítico Héctor “Cacho” Otheguy, uno de los artífices del desarrollo nuclear argentino y exgerente general de INVAP, la empresa símbolo de la industria tecnológica nacional.

Nacido en 1947 en la ciudad de Buenos Aires, Héctor Otheguy completó sus estudios de la Licenciatura en Física en el Instituto Balseiro, del que egresó en 1970 para pasar a desempeñarse en el Centro Atómico Bariloche (CAB). En 1972, el doctor Conrado Varotto puso en marcha, dentro del CAB, el grupo de Física Aplicada –posteriormente, “Investigaciones Aplicadas”– del que él formó parte. La premisa era hacer “cosas que sirvieran para solucionar problemas concretos”. Ese fue el germen de la actual INVAP, fundada el 1º de septiembre de 1976 como una “sociedad del Estado” de la provincia de Río Negro.

“Nacimos como una empresa incubada por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que nos dio un enorme apoyo y facilitaba sus instalaciones. La provincia, que siempre nos apoyó, aportó el primer capital para equipamiento y nos pusimos en marcha”, recordaba Cacho –como lo conocían sus amigos– en 2016, en ocasión del 40º aniversario de la empresa. En diálogo con DEF, en 2009 nos decía: “El Estado nacional y provincial han trabajado de común acuerdo durante varios gobiernos de distinto signo político y siempre han contribuido a que nuestro desarrollo fuera posible y a que pudiéramos crecer e incursionar en el mercado internacional”.

Héctor “Cacho” Otheguy fue uno de los artífices del desarrollo nuclear argentino. Foto: Fernando Calzada.

Así llegaron los grandes proyectos en el sector nuclear: la construcción del reactor de investigación RA-6 para el Centro Atómico Bariloche, su participación como contratista de la CNEA para la provisión de los reactores RP 0 y RP 10 destinados al Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) y su participación clave en el proyecto secreto de la planta de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu, que fue dado a conocer públicamente en 1983. Luego llegaría la etapa de la exportación de reactores de investigación a Argelia en 1989, a Egipto en 1998 y uno de los mayores hitos, el OPAL australiano, puesto en marcha en 2006.


“INVAP nació como una empresa incubada por la CNEA, y la provincia de Río Negro apoyó con el aporte del primer capital para equipamiento. Siempre hemos vivido de lo que vendemos y reinvertimos todas las utilidades”, explicaba Héctor Otheguy.


Desde 1991, Otheguy asumió el desafío de conducir la empresa como gerente general. “Nunca tuvimos un presupuesto estatal; vivimos de lo que vendemos y reinvertimos todas las utilidades. Varotto la organizó así y sigue funcionando de esta manera”, aclaraba, al explicar la filosofía de la empresa. De todas formas, matizaba en charla con DEF, “el rol fundamental del Estado es comprar el primer modelo, liderando el desarrollo de la tecnología, y con esa base se pueden dar los siguientes pasos”.

Así fue como del sector nuclear dieron posteriormente un salto al desarrollo de tecnología satelital y producción de radares. En 2000, gracias al trabajo de INVAP y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), se puso en órbita el SAC-C, primer satélite argentino de observación terrestre. Las bases para este gran logro de la industria tecnológica nacional habían sido los satélites SAC-A, lanzado en 1998, y SAC-B, lanzado en 1996. Otro gran hito fue el lanzamiento en 2014 del ARSAT-1, primer satélite geoestacionario de telecomunicaciones enteramente desarrollado y operado por la Argentina. En octubre de 2015, sería el turno del ARSAT-2. En las últimas dos décadas, INVAP también ha venido incursionando también en el desarrollo de radares y pequeños aerogeneradores.

En septiembre de 2017, luego de 16 años al frente de la Gerencia General, Otheguy dejó su puesto para asumir la presidencia del Directorio de INVAP y fue reemplazado en aquel cargo por el doctor Vicente Domingo Campenni.