El académico taiwanés Kwo-wei Kung analizó los efectos de la competencia entre EE.UU. y China en el ámbito de las tecnologías avanzadas, durante una conferencia que brindó en la UCEMA.

El sector tecnológico, en particular la industria de los semiconductores, es uno de los escenarios más calientes de la disputa global entre China y EE.UU. Prueba de ello fueron la sanción en 2022 de la “Chips and Science Act” (la ley de protección del sector) por parte del Congreso estadounidense y las restricciones aplicadas por la administración Biden a las exportaciones de productos sensibles al gigante asiático. Pekín reclamó ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por estas restricciones impuestas por Washington.

En la conferencia brindada en la Universidad del CEMA (UCEMA), el profesor de la Universidad de Tamkang (Taiwán), Kwo-wei Kung, se mostró escéptico respecto de una desvinculación tecnológica de las dos principales superpotencias. “Es imposible un desacople total entre EE.UU. y China”, señaló. Advirtió que a pesar de los aranceles establecidos por EE.UU., el comercio bilateral no ha parado de crecer, hasta bordear los 700.000 millones de dólares. También aumentó el déficit comercial de Washington con Pekín, que el año pasado superó los 380.000 millones de dólares.

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COMPETENCIA TECNOLÓGICA ENTRE SUPERPOTENCIAS

La búsqueda de la autosuficiencia en sectores clave, como el de los chips más avanzados, es central para lograr el objetivo del régimen chino de superar a EE.UU. como mayor economía del planeta. Su estrategia para alcanzar el liderazgo global se traduce también en su desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial, así como los autos eléctricos y otras industrias clave para la transición energética. Según el profesor Kwo, la revolución tecnológica es utilizada por China como “trampolín decisivo para situarse a la vanguardia de la economía mundial”.

Pablo Ferrara y Kow-wei Kung se refirieron a la competencia entre EE.UU. y China en Asia y en Latinoamérica. (Foto: Fernando Calzada)

Uno de esos sectores es el de los semiconductores, que podrían definirse como el “cerebro” de la electrónica moderna. Su aplicación va desde industrias tradicionales, como la automotriz, hasta sectores de punta, como la inteligencia artificial, la Internet de las cosas, la computación en la nube y la tecnología 5G de la telefonía móvil. Allí es justamente donde China quiere alcanzar el liderazgo global.

Para evitarlo, EE.UU. ha lanzado una batería de restricciones para frenar el acceso de Pekín a la tecnología más avanzada. “Más de cien importantes firmas chinas se han convertido en blanco del bloqueo estadounidense”, puntualizó el profesor Kwo. Más de cien importantes firmas chinas se han convertido en blanco del bloque estadounidense”, puntualizó el académico taiwanés. A su vez, Washington presiona a sus socios para aplicar restricciones a los mismos productos. Ya logró, por ejemplo, que el gobierno de los Países Bajos restrinja la exportación a Pekín de máquinas de litografía para fabricar chips de 5 a 7 milímetros. Lo mismo hizo Japón con 23 tipos de equipamiento utilizados para fabricar chips de última generación.

El bloqueo estadounidense a la exportación de productos altamente sensibles ha favorecido, según el académico taiwanés, “la determinación china de tomar el camino de la innovación autónoma”. Sin embargo, matizó, “todavía existe una brecha tecnológica en la producción de semiconductores entre China y el mundo occidental”. Esa distancia podría cerrarse si las empresas del gigante asiático acceden al know-how, que por ahora sigue en manos de los países aliados de Washington.

América Latina también sufre los coletazos de esta competencia global entre China y EE.UU. (Foto: Fernando Calzada)

¿UNA ALIANZA ANTI-CHINA?

Una de las perspectivas de EE.UU. es la conformación de una coalición de fabricantes de semiconductores, que incluya a empresas de Taiwán, Corea del Sur y Japón. Algunos analistas ya la han bautizado como “CHIPS 4”, aunque por ahora sigue en los papeles. “Quizás en un plazo de cuatro o cinco años, bajo la presión de EE.UU., se pueda formar una alianza explícita en este sector tecnológico para frenar el desarrollo de la China continental”, opinó Kwo wei-kung.

Diana Mondino, director de Relaciones Institucionales y profesora del Máster en Finanzas de la UCEMA, ofició de anfitriona del evento (Foto: Fernando Calzada)

Quizás el mayor obstáculo para la conformación de esta alianza sea Corea del Sur, ya que el 40% de los chips fabricados en ese país se vende en China. Tanto Samsung como SK Hynix, las dos mayores compañías surcoreanas del sector, tienen mucho que perder si rompen con su vecino. Además, como toda competencia dentro del sistema capitalista, Las empresas surcoreanas aspiran a desbancar a la taiwanesa TSCM como líder en la fabricación de microchips.

Los condimentos para una disputa cada vez más encarnizada están sobre la mesa. Sin embargo, los tiempos de la economía no siempre van de la mano con las urgencias de la geopolítica.