Portrait of young businessman commuter using digital tablet on train.

¿Cuáles serán los mayores adelantos tecnológicos de la próxima década y qué impacto tendrán en nuestras vidasd cotidianas? De Big Data a los fascinantes adelantos de la nanotecnología.

Portrait of young businessman commuter using digital tablet on train.

Big Data, Internet de las cosas, Cloud Computing… Todos estos términos, que hoy pueden sonarnos extraños, serán parte de nuestra realidad en los próximos años y revolucionarán el mundo de las redes informáticas y el ciberespacio. Hoy se estima que existen 14.000 millones de objetos conectados a Internet, pero dentro de solo cinco años, en 2020, podrían llegar a los 50.000 millones. Tengamos en cuenta además que, de acuerdo con la denominada “Ley de Moore”, el número de transistores que puede caber en un chip de silicio se duplica cada dos años. Es decir, cada dos años se dobla la capacidad de almacenamiento de las computadoras. ¿Seguirá siendo válido en el futuro o el proceso adquirirá una velocidad aún mayor? Es una gran incógnita. Centrémonos, por el momento, en los principales avances con los que nos enfrentaremos en el corto y mediano plazo.

Big Data, el mundo al alcance de la mano

¿De qué hablamos cuando nos referimos al Big Data? En términos de Fabrizio Salvador, del Departamento de Operaciones y Tecnología del IE Business School de Madrid, se trata de “la disponibilidad de grandes cantidades de información en formatos estructurados y desestructurados en tiempo real”. En su informe Big Data: ¿la ruta o el destino?, este profesor e investigador define tres dimensiones claves del fenómeno: el volumen, la variedad y la velocidad de los datos. En el estudio Analytics: el uso de Big Data en el mundo real, publicado por el IBM Institute for Business Value en colaboración con el Saïd Business School de la Universidad de Oxford, se añade un cuarto componente: la veracidad. El primero de estos elementos, el volumen, hace alusión a la cantidad de datos en circulación. El segundo, la variedad, atañe a los diferentes tipos y fuentes de esos datos. El tercero, la velocidad, considera los datos en movimiento y el tiempo de espera entre el momento en que se crean, el momento en que se captan y aquél en que están accesibles. El último de ellos, la veracidad, se vincula con el nivel de fiabilidad o previsibilidad asociado a ciertos tipos de datos.

“En definitiva, Big Data es una combinación de estas características que crea una oportunidad para que las empresas puedan obtener una ventaja competitiva en el actual mercado digitalizado”, explican Michael Schroeck, Rebecca Shockley, Janet Smart, Dolores Romero-Morales y Peter Tufano, autores del trabajo conjunto de IBM y la Saïd Business School. “La posibilidad de utilizar las nuevas tecnologías y analíticas de Big Data” permite, según sostienen, “mejorar la toma de decisiones y el rendimiento”. De acuerdo con ese estudio, basado en una encuesta llevada a cabo por IBM en 2012 consultando a 1144 profesionales de 95 países y 26 sectores, “las empresas consideran que Big Data proporciona la capacidad para comprender y predecir mejor los comportamientos de los clientes y, al hacerlo, mejorar su experiencia”. En ese sentido, las transacciones, las interacciones multicanal, las redes sociales y otras fuentes cotidianas de información de las empresas permiten “crear una imagen completa de las preferencias y demandas de los clientes”. Para aprovechar esta oportunidad, según Fabrizio Salvador, “las firmas deben dejar de lado la prevalente toma de decisiones basada en la intuición” y “aprender a analizar la información de forma confiable”, así como “crear estructuras y roles nuevos que posiblemente afecten el balance de poder actual”.

En el informe de IBM Institute for Business Value, se cita un fascinante ejemplo de la industria automovilística estadounidense, el Ford Focus eléctrico, que produce una ingente cantidad de información tanto mientras está siendo conducido como cuando queda estacionado. “Mientras se encuentra en movimiento, el conductor recibe constantemente información actualizada acerca de la aceleración, la frenada, la carga de la batería y la ubicación del vehículo. Esto resulta útil para el conductor, pero esos mismos datos también llegan a los ingenieros de Ford, quienes reciben información acerca de los hábitos de conducción de los clientes, incluido cómo, cuándo y dónde cargan sus automóviles. Y mientras el vehículo se encuentra detenido, continúa enviando datos acerca de la presión de los neumáticos y el sistema de batería al teléfono inteligente más cercano”.

Internet de las Cosas, una revolución en la vida cotidiana

Por su parte, la llamada “Internet de las Cosas” (Internet of Things, en inglés) es, según explica un reciente informe del BBVA Innovation Center, “un concepto que se remonta a finales del siglo pasado, vinculando la conexión de Internet con los objetos cotidianos”. “Esta conexión objeto a objeto o multiobjeto, con diferentes protocolos de comunicación, abre un campo inmenso de aplicaciones en la vida cotidiana y un nuevo enfoque de acción-reacción en sucesos en los que no siempre tienen que intervenir humanos”, añade. Entre sus ámbitos de aplicación, donde ya comienzan a observarse algunos adelantos, cita “tareas tan complejas actualmente como planificar la eficiencia energética del hogar, comprobar los deterioros de nuestras instalaciones o adecuar en cada momento el uso de nuestros electrodomésticos”. Entre los motivos por los cuales nuestra vida se verá facilitada por el empleo de este tipo de dispositivos, el BBVA Innovation Center menciona cuatro: el ahorro; la seguridad y protección; la comodidad; y el intercambio constante de información.

Al enfocarse en las tendencias que facilitarán la transición tecnológica hacia la “Internet de las Cosas”, un reporte de la Oficina de Ciencia del Gobierno británico describe, por un lado, la disponibilidad de semiconductores más baratos, que deberán ser además lo suficientemente pequeños y resistentes para hacerse invisibles en el mundo material. Un segundo factor es el acceso a una red más amplia y con una mayor capacidad de almacenamiento. “Las redes inalámbricas permiten tener acceso a objetos que no habrían estado conectados en un entorno informático cerrado. Además de esta mayor disponibilidad que ofrecen las redes inalámbricas, las redes de fibra óptica de banda ancha están progresivamente llegando a más hogares y oficinas, lo que incrementará el ancho de banda disponible”, agrega el informe, titulado The Internet of Things: making the most of the Second Digital Revolution. Como tercer facilitador de este progreso tecnológico, menciona el almacenamiento y la gestión de datos; y, como último punto, el desarrollo de aplicaciones y herramientas más potentes que permiten optimizar todos los demás factores analizados.

Existen, sin embargo, ciertas dudas e incertidumbres sobre el proceso. El reporte del gobierno británico se detiene, en particular, en tres de ellas: la existencia aún de muy pocos modelos de negocio que permitan obtener réditos a partir de este tipo de tecnologías; la ausencia de una tecnología estándar debido a la competencia entre diferentes plataformas y alianzas industriales; y la espinosa cuestión de la seguridad y la confiabilidad. Señala, con relación a este último aspecto, que “es altamente probable que los usuarios deseen mantener determinados dispositivos desconectados de las redes abiertas por razones de seguridad, privacidad o sensibilidad comercial”; al tiempo que advierte que no es fácil de predecir la naturaleza y las dimensiones de estos dispositivos off-grid.

Cloud computing, un dinamizador de la economía

Otro desarrollo que marcará el futuro de la Red es la denominada Cloud Computing, o “Internet en la Nube”. Un trabajo del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) del gobierno de España la define como “un modelo tecnológico que permite el acceso ubicuo, adaptado y bajo demanda en red a un conjunto compartido de recursos de computación configurables compartidos (…) que pueden ser rápidamente aprovisionados y liberados con un esfuerzo de gestión reducido o interacción mínima con el proveedor del servicio”. Como señaláramos en DEF Nº 82, “mientras el Big Data se enfoca más en el manejo de grandes cantidades de información, el Cloud Computing lo hace en el alojamiento y la accesibilidad a los contenidos, sean particulares o de empresas”.

Esta notable capacidad de almacenamiento y la fácil disponibilidad de sus contenidos generan, según destaca el ONTSI, “un notable efecto de dinamización económica y del empleo en aquellos países en los que su desarrollo e implantación está más evolucionado”. ¿Por qué? “Al igual que el sector TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) o la aparición de Internet generaron una revolución de los modelos empresariales y económicos durante las tres últimas décadas y supusieron un motor de desarrollo para todos los países, el Cloud Computing está llamado a ser un nuevo punto de ruptura para la economía mundial en general y para el sector de las tecnologías y servicios profesionales en particular. Este efecto dinamizador se fundamenta en el hecho de que los beneficios que obtienen las empresas proveedoras de servicios cloud se reinvierte en la economía a través de consumos intermedios en otros sectores derivados, genera una dinamización de empleo cualificado e incrementa el poder adquisitivo y el consumo en un territorio”.

“El Cloud Computing genera igualmente un considerable impacto económico derivado del desarrollo de nuevas oportunidades de negocio para las empresas, de la optimización y escalabilidad de los negocios existentes y de la flexibilidad y simplificación de barreras para la entrada en nuevos mercados”, agrega el ONTSI, al tiempo que añade que “el modelo de costes y operaciones de las principales compañías mundiales se está transformando para la adopción de las nuevas alternativas que ofrece la nube, tanto en inversión directa como en costes indirectos relacionados con la operación de los procesos de transformación operativa y organizativa asociados a una política de migración progresiva a la nube”. En dinero contante y sonante, el estudio Seizing the cloud, de la empresa de investigación Forrester, estima que en 2020 el negocio del Cloud Computing podría movilizar alrededor de 241.000 millones de dólares.

La Internet del futuro

Como ya expresáramos en DEF Nº 92, es cuestión de tiempo para que el acceso a la Web sea global y gratuito. Santiago Siri, joven emprendedor argentino, se mostraba optimista: “Vivimos un momento de mucha ebullición. Internet todavía no despegó de su comienzo. A medida que esto vaya cambiando, no dejarán de aparecer oportunidades y espacios nuevos donde se puede innovar muchísimo. Hay un caldo de cultivo de ideas súper elevado dentro de los ámbitos informáticos o que tienen que ver con la Web”.

Al mismo tiempo, decíamos, “el trabajo con estas toneladas de datos hará posible desde prevenir epidemias y analizar tendencias de negocios, hasta espiar y controlar a toda la población terrestre.” Ante esta perspectiva, la pregunta que nos hacíamos es si estamos ante el fin de la privacidad tal como hoy la conocemos. En aquella oportunidad, dejábamos planteada nuestra inquietud: “La expansión de la Red y de las tecnologías de la información hacen que, más allá del cuidado que ponga cada uno en la información personal que publica, estemos totalmente expuestos. No por nada muchos sociólogos identifican la era de las comunicaciones con el fin de la privacidad”.

La consultora del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Generalitat de Catalunya, Cristina Ribas, matizaba en DEF Nº 82, que “los efectos sociales dependerán de nuestra capacidad de usar estas y otras herramientas (como el hardware y los dispositivos móviles) para transformar la sociedad, la educación, la democracia, el mercado laboral y la igualdad de oportunidades, entre otras cosas. No hay nada escrito en un sentido u otro, dependerá de si nos dotamos o no de una sólida formación en valores y contenidos (el qué), al mismo tiempo que vamos adquiriendo nuevas habilidades (el cómo)”.

El material milagroso

Si del futuro se habla, es imposible no mencionar al grafeno. Es el material del momento entre los investigadores y desarrolladores de patentes, y todo indica que tendrá un gran impacto en los años que vienen. Ultra delgado, resistente y de altísima conductividad, los futurólogos ven en él la cara de las próximas déadas. “Puede cambiar el mundo”, se animó a titular el periódico inglés The Guardian.

André Geim y Konstanin Novoselov, dos científicos rusos que trabajan para la Universidad de Manchester, obtuvieron este material a partir de una cinta adhesiva y un poco de grafito. Los científicos lograron separar con la cinta una estructura de carbono de solo un átomo de espesor: el grafeno. Encontraron que, aislado, el material presentaba una gama revolucionaria de propiedades: conductividad eléctrica 100 vecese más rápida que la del silicio (1000 veces más rápido que el cobre); fuerza 200 veces mayor a la del acero, pero extremadamente flexible; y con características ópticas y térmicas sorprendentes. Estas propiedades inusuales hacen pensar que su aplicación práctica va a conducir a un gran avance y a la transformación de la vida cotidiana tal como la conocíamos.

Por su descubrimiento, los científicos recibieron el Premio Nobel de Física en 2010, lo que inició una verdadera “fiebrer del grafeno” en la comunidad científica internacional. Según un informe de la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido, las patentes relacionadas con el grafeno ascendían a 13.300 al cierre de 2014. Un enorme incremento, si se tiene en cuenta que en 2011 apenas superaban las 3000. Las patentes hasta ahora registradas sugieren una amplia gama de aplicaciones: baterías de larga duración, ultra pantallas flexibles para computadoras y dispositivos electrónicos; desalinizadores de agua; células fotovoltaicas solares mejoradas; y súper microordenadores; entre muchos otros. Pero lo cierto es que, hasta el momento, los únicos productos de consumo que incorporan el revolucionario material son raquetas de tenis y tinta de impresión.

Al tope de los investigadores y patentadores del grafeno está, desde hace años, Samsung, el gigante de la electrónica con sede en Corea. De hecho, la compañía publicó hace unos meses un video donde muestra cómo imaginan el futuro de los dispositivos electrónicos en general: una misma lámina transparente (de grafeno) es utilizada como como teléfono móvil, reloj, computadora, navegador satelital en un auto, periódico donde leer las noticias, y muchas otras aplicaciones. La superflexibilidad y ultraconductividad permitirán ir plegando o desplegando esa lámina transparente, haciendo desaparecer las distinciones entre celular, tablet y computadora. En un futuro, el ordenador tal como lo conocemos hoy, va a desaparecer al integrarse al resto de los objetos. Estaremos rodeados de objetos “inteligentes” interconectados entre sí.

En un artículo científico de la revista Nature, donde uno de los coautores es el propio Novoselov, se describe la hoja de ruta pensada para el grafeno y el horizonte para las innovaciones que podría permitir en los próximos 20 años. Allí se prevé que pantallas flexibles para dispositivos de consumo van a aparecer en tres años. En cambio, habrá que esperar una década para que las aplicaciones más grandes en electrónica sean comercialmente viables. En este último punto se destacan procesadores y chips de memoria ultrarrápidos de bajo consumo que superarán las limitaciones a los que se enfrentan los actuales. La era del silicio está llegando a su fin.

El fascinante mundo de la nanotecnología

La nanotecnología es la ciencia que trabaja con materia a una escala 1000 millones de veces más pequeña que el metro… Infinitesimal. Para hacerse una idea, si la Tierra fuera un metro, la pelotita de golf sería un nanómetro. A esas dimensiones, la materia cambia sus propiedades o, por lo menos, muestra propiedades diferentes de las esperables. “Por nanotecnología, se podrá hacer un kilogramo de lo que tú quieras por un dólar”, aseguraba en DEF Nº 92 José Luis Cordeiro, asesor en Energía de la Singularity University, una universidad creada por Google y la NASA para pensar el futuro. Hoy en día, por ejemplo, se están comenzando a utilizar las computadoras 3D, máquinas que imprimen objetos reales en diferentes materiales. “En este momento, las más básicas y baratas pueden imprimir nada más que plástico, explicaba Cordeiro.

Los expertos advierten, paralelamente, sobre los peligros que podría representar el uso militar de armas de diseño nanométrico. Todavía no existen registros de su existencia, pero estremece de solo imaginarnos. Por el momento son solo especulaciones, pero es importante que este tipo de actividades estén reguladas y la comunidad científica respete estándares éticos mínimos en su investigación. Bien utilizada, esta tecnología podría revolucionar para bien nuestras vidas.