Debido al estado de emergencia, el Ejército cocina y reparte alimento en distintos barrios de la Provincia. DEF estuvo en uno de los centros de cocina, la escuela pública n° 69 de Laferrere, y realizó uno de los recorridos por los puntos de entrega.

Parece domingo a la mañana, como todos los días desde que se implementó la cuarentena. Este jueves ―que parece domingo―, la entrada al predio de la escuela 69 de Laferrere es custodiada por dos soldados. Cada uno tiene uniforme, cada uno tiene barbijo, ninguno tiene armas. Si alguien dudaba que estuviéramos en emergencia nacional, bastaría mirar sus aspectos para cerciorarse. Adentro, en el patio, hay emplazada una cocina karcher, aportada por el Ejército, en la que un soldado con barbijo revuelve el guiso de pollo y verduras para repartir en los alrededores, ya sea comedores, merendereros o iglesias.

Para esta actividad se conformó un agrupamiento llamado “Operación COVID-19” y está compuesto por fracciones orgánicas de los tres regimientos históricos con asiento en Buenos Aires: Regimiento de Infantería 1 “Patricios”, Regimiento de Granaderos a Caballo “Gral. San Martín” y el Regimiento de Artillería 1 “Brigadier Gral. Iriarte”.

En tiempos de pandemia, la asistencia alimentaria para los sectores más vulnerables es clave. Foto: Fernando Calzada.

El Capitán Campero es de la Unidad de Respuesta n° 2 y conforma el Batallón 2 de abril. Se presenta: “El batallón se conformó el dia de la gesta de Malvinas, de ahí el nombre. Estamos en la escuela 69, Madre de Plaza de Mayo, y el objetivo es dar apoyo en la comunidad con la repartición de alimentos para la gente más vulnerable de esta localidad”. Y agrega: “Para mitigar el virus, COVID-19, la idea es que la gente cumpla su cuarentena y no salga demasiado. Se le reparte la comida en cuatro grupos, y la gente asiste con sus viandas o tuppers, retira la comida y vuelve al domicilio”.

―¿Cómo es la logística?

Acá en la escuela 69 se confecciona la comida. Tenemos el apoyo del municipio, se prepara el alimento, se pican las verduras, nosotros con el ejército aportamos las cocinas además de la que ya tiene la escuela, y la repartimos en cuatro sectores, cuatro puntos donde la gente se concentra. Vamos en dos vehículos, llevamos la comida y repartimos.

El Ejército Argentino prepara comida y la reparte en distintos puntos. Foto: Fernando Calzada.

―¿Cuál es el rol del ejército en este tipo de casos, situaciones de fuerza mayor?

El ejército argentino apoya a la comunidad ante cualquier situación. Estamos a la orden de nuestro comandante en jefe, que es el Presidente de la Nación, estamos para cumplir para esa misión.

―¿Es comparable este escenario con otros en las que el Ejército tuvo que actuar?

―El virus es un enemigo invisible. Es una realidad diferente con respecto a una inundación, por ejemplo. Es otro tipo de desplazamiento, de ayuda, de protección, pero la finalidad es la misma: ayudar en lo más que se pueda.

El Batallón “2 de abril” lleva adelante tareas de de apoyo a la comunidad, en varios puntos de La Matanza. Foto: Fernando Calzada.

Como faltan diez minutos para que salga el primer camión a repartir, DEF aprovecha para entrar al colegio y conocer el proceso desde adentro. Detrás de la cocina, en otro salón, las voluntarias. Algunas reciben paga, otras no. Cortan zapallo, papa, pelan zanahoria. Lo que antes era el comedor del colegio ahora es un taller: hay ruidos de cuchillo sobre la mesa que parecen zanjar discusiones, son martillazos voluntarios.

―Esto es diferente a una inundación porque no se sabe hasta cuándo va a durar ―quien habla es Vero, de la cooperativa 7 de mayo, la única cocinera que se ofreció a dar unas palabras a DEF―. Nunca se vivió acá esto, nadie sabe cómo manejarse.

Los tiempos de crisis golpean fuerte en los barrios y el alimento se convierte en algo esencial. Foto: Fernando Calzada.

Es difícil hablar y que la voz se abra paso entre los ruidos de cuchillazos contra las tablas. Como en un embudo, al lado de la puerta se amontonan las verduras cortadas y el pollo trozado, y del otro lado un voluntario lava todo en una palangana. Adentro las voluntarias, afuera el ejército, con sus barbijos y sus cucharones. En el medio la municipalidad, que se encarga de llevar registro de las raciones y de especificar dónde se reparten cuántos recipientes.

―¿Cómo se vive la pandemia en los barrios?

―Capaz que querían tapar el sol con una mano e inventaron lo del virus, pero esta vez era verdad ―dice Vero, y agrega―: Acá tuvimos gripe, sarampión, de todo, pero esto es la primera vez. Yo el sábado llegué a casa, me bañé, me eché desinfectante, alcohol en gel, las zapatillas las dejé afuera. A uno no le gusta estar viviendo del bono, como dicen el papá luchon, la mamá luchona. Uno quiere trabajar, pero ahora se puso difícil salir.

El itinerario incluye una iglesia, un merendero, la Sede de la diócesis de Gregorio de Laferrere y el última una casa. Foto: Fernando Calzada.

Sale el camión y DEF intenta subirse al acoplado, sin éxito. Varios vehículos conforman la caravana que recorre el barrio, y la composición es la siguiente: primero el patrullero de guardia urbana (municipalidad) que guía el itinerario, después el camión militar con la comida, luego la escolta de una patrulla de policía provincial. Al final, DEF. La primera parada es una iglesia a dos cuadras de la escuela. La segunda tanda va a un merendero que se llama Estrellita. La tercera, en la Sede de la diócesis de Gregorio de Laferrere. Cuando nos detenemos en alguno de los puntos preestablecidos, los transeúntes ven los patrulleros y preguntan desde la otra vereda si hay comida. En la diócesis de Gregorio de Laferrere ya había dos personas esperando el camión. Nos adentramos en calles de tierra, terrenos irregulares. El cuarto punto de entrega es una casa en la que un hombre se asoma por la reja.

La gente hace filas para recibir su alimento, en Laferrere. Foto: Fernando Calzada.

Mientras avanza la caravana, DEF observa. Parece domingo al mediodía, pero es jueves. La gente hace colas en verdulerías, supermercados, a distancia de un metro en cada uno. Otros hacen asado en en la vereda con una parrilla en el suelo. El patrullero provincial activa la sirena y todos miran; el gesto era la pieza que faltaba para terminar de dibujar el escenario de apocalipsis. Un cartel en un poste de madera dice “Telecentro, contratalo ya”. Unas cuadras más adentro, se lee en un paredón: “Laferrere. El don juan territorio villero”. La caravana avanza. Gomería, se carga baterias. En el alambrado de una casa: Hielo, 20 pesos, alquiler de pelotero. Se vende poyo trosado milaneza. Boca toro capo. Cristo es tu esperanza. Remis la 185. Oferta chinchu. Agus te amo Luz. No hay una sola nube, hay polvo, y la caravana se adentra cada vez más en los barrios. Las casas son precarias pero todas, sin excepción, tienen rejas. No tirar basura no sea sucio. El próximo punto es una sociedad de fomento; cuando llegamos hay cola de unas diez personas, cada una con su bolsa o tupper, algunos llevan barbijo. El próximo destino, el más alejado, es una obra en construcción, no tiene vidrio en las ventanas y no tiene techo. Las paredes son de ladrillo rojo con revoque irregular. Se llama Centro Comunitario Rincón de luz. Casi no hay gente en la calle, el nivel de acatamiento de la cuarentena es alto.

Barbijos y solución de alcohol: dos elementos que se incorporaron en el último tiempo y parece haber llegado para quedarse. Foto: Fernando Calzada.

En algún momento, sin que DEF lo perciba, la caravana emprende la vuelta. En total el recorrido duró alrededor de una hora, u hora y media. Al llegar de nuevo a la escuela 69, nada parece haber cambiado salvo la intensidad de la luz del sol. Son las 14 hs. y los soldados del Ejército siguen en el patio revolviendo el guiso y sirviendo raciones en los recipientes. Durante el día se hacen y reparten 1550 raciones, solo en el distrito 2. Hay al menos otros seis centros en el Partido de la Matanza donde se cocina y se reparten raciones, por no mencionar el resto de puntos en toda la Provincia de Buenos Aires.

DEF se retira y otro camión militar con remolque sale a repartir la segunda tanda del día. Es la segunda pero no la última.