David Cameron llamó “colonialista” al gobierno argentino y provocó todo tipo de reacciones. Nuestro país recibió el apoyo del Mercosur y aliados regionales.

De pronto, el conflicto entre la Argentina y Gran Bretaña por las Malvinas alcanzó su pico máximo. Es que el 20 de diciembre pasado y por una declaración conjunta, los cuatro estados miembros del Mercosur y todos sus estados asociados y observadores acordaron impedir el atraque en sus puertos de cualquiera de los aproximadamente 40 barcos que enarbolasen la bandera de las islas Malvinas. Como era previsible, la reacción inglesa no se hizo esperar. En la Cámara de los Comunes, el primer ministro inglés David Cameron, que había convocado al Consejo Nacional de Seguridad  para abordar la situación, soltó una frase que azuzó la polémica. “Yo diría que lo que los argentinos han estado diciendo recientemente es mucho más colonialismo porque los kelpers quieren seguir siendo británicos y los argentinos quieren que ellos hagan otra cosa”. El Cuerpo que preside, es donde se reúnen los principales miembros del gabinete inglés y puede contar también con la participación de altos responsables de defensa o de inteligencia. “Estoy decidido a que nos aseguremos de que nuestras defensas y todo lo demás esté en orden”, agregó y también, “que se respete la autodeterminación de los isleños”.

El canciller Héctor Timerman le salió al cruce. “Llama la atención que Gran Bretaña hable de colonialismo cuando es un país sinónimo de el y acuse a la Argentina que es víctima de una situación colonial, como lo han expresado las Naciones Unidas al definir a Malvinas como una cuestión de soberanía y colonialismo”, expresó durante una gira por distintos países de Centroamérica que respaldaron el reclamo argentino. Además, manifestó que “en lugar de convocar a su Consejo Nacional de Seguridad, debería llamar a Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, y responder que acepta las múltiples resoluciones de ese organismo instando al diálogo para alcanzar una solución pacífica”. Aquí, hizo referencia a un momento del mundo donde sólo quedan resabios de colonialismo. Caben recordar los conflictos por Gibraltar, el Sahara Occidental y otros catorce territorios que están en la lista del Comité Especial de Descolonización de la Naciones Unidas encargado “de monitorizar e impulsar el proceso de colonización de los territorios no autónomos bajo administración de potencias coloniales, con el fin de poner fin al colonialismo”, como expresa en uno de sus considerandos. Por eso, “Gran Bretaña dentro de la decadencia imperial decide reescribir la historia. El primer ministro no debería ir muy lejos ya que en Londres debe estar el libro para encontrar lo que escribió el británico George Orwell sobre el manejo político del lenguaje”.

Por su parte, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, calificó a sus dichos como absolutamente ofensivos “sobre todo tratándose de Gran Bretaña. La historia muestra claramente cuál fue su actitud frente al mundo”. El funcionario aseveró que el Gobierno “aspira a que se respete la resolución de las Naciones Unidas avalada por la mayoría de los países del mundo y que el Reino Unido se siente de una vez por todas  a discutir la soberanía de las islas. Para nosotros no hay discusión, las Malvinas son argentinas”. La acusación también generó un fuerte malestar en la Casa Rosada, en los gobernadores patagónicos y en la oposición.

APOYO DE LATINOAMÉRICA

Desde el Brasil hasta El Salvador se unieron los comentarios que refutaron los calificativos de la primera autoridad británica. Hasta Chile se sumó a ellas. El canciller brasileño, Antonio Patriota, tras una reunión en Río de Janeiro con el ministro de relaciones exteriores británico, William Hague, expresó que “las decisiones de la Unasur y el Mercosur son públicas y conocidas y ni siquiera es necesario ratificarlas” y sostuvo que “el ministro sabe del apoyo a la soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas y a las resoluciones de la ONU a fin de que ambos países puedan discutir la cuestión. Toda América Latina y el Caribe apoyan el reclamo y reafirmó que barcos con bandera de esas islas no serán recibidos en puertos brasileños, decisión a la que se sumaron los gobiernos del Uruguay, Paraguay y Chile. También dijo que los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se  han pronunciado en el mismo sentido.  Por su parte, su colega uruguayo, Luis Almagro, aseguró que el respaldo de su país al reclamo argentino constituye una posición de “valores y de principios sustentada en mucha firmeza jurídica”. En este sentido, sostuvo que el apoyo se enmarca en “la misma visión de integración, de respeto y solidaridad” que su país tiene en relación a las naciones de la región. Mientras tanto, desde el Parlamento Latinoamericano (Parlatino)  exhortaron a que la Argentina y al Reino Unido reanuden las negociaciones por la histórica disputa y los espacios marítimos circundantes”.

Sin embargo, luego de la reunión con su par brasileño, Hague aseguró frente a los periodistas que “los barcos con bandera de las islas Malvinas que no pueden atracar en los puertos de Argentina, así como de Brasil, Uruguay y Chile, podrán registrarse como navíos del Reino Unido en cualquier momento para evitar esta prohibición”. Y que no existía ningún impedimento legal para que los barcos registrados en Port Stanley, pudiesen utilizar la bandera británica antes que la titularidad de dicho archipiélago, bajo soberanía de Londres. “Es evidente que los barcos con bandera británica tendrán acceso a los puertos de Sudamérica como en cualquier otra parte del mundo”, señaló. Los navíos con bandera británica tienen derecho a entrar en los puertos bajo la Convención de Naciones Unidas de los Derechos del Mar que está ratificado por los países de Mercosur, según Hague. “La Argentina ha intentado aumentar las tensiones” con esta prohibición. El veto no tendrá ningún efecto. Tras discusiones productivas y honestas con Uruguay, Chile y Brasil, el problema ha quedado resuelto”, afirmó. Frente a estas declaraciones, rápidamente los portavoces de los tres países negaron esas aseveraciones y reafirmaron lo acordado con anterioridad.

LA OEA, TAMBIÉN

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, destacó la decisión de Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay. “Se trata de un gesto que constituye una buena muestra de solidaridad continental”. Y advirtió que “ningún país ha planteado multilateralizar el tema de las Malvinas porque que se trata de una cuestión argentina y británico”. Explicó que la unidad regional va “más allá de que a algunos les guste un gobierno o no, porque entre algunos hay diferencias muy grandes que probablemente en algún momento, puedan ser un obstáculo para una mayor integración, pero no para entenderse bien”. Con respecto de la insistencia de Inglaterra de poner banderas de las Malvinas a sus barcos fue claro. “Es insólito. Nadie va a rechazar barcos británicos en los puertos, pero si países como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay no reconocen la existencia de las islas Falkland porque dicen que es territorio argentino, difícilmente van a aceptar barcos con esa bandera”, aclaró. Finalmente, soltó una reflexión sobre la disputa. “Se habría solucionado fácilmente con un poquito más de flexibilidad”.

DE LA UNIÓN EUROPEA

A través de Michael Mann, vocero de la representante de Política Exterior y Seguridad Común de la Unión Europea, Catherine Ashton y en medio del pico de tensión, la UE reafirmó que los territorios en disputa estaban bajo potestad británica, según lo establecen los últimos tratados constitutivos del bloque. El funcionario afirmó que el conflicto “es fundamentalmente un asunto bilateral entre el Reino Unido y Argentina. La situación es bastante clara. Los territorios que incluyen las Malvinas están cubiertos por el Tratado de Lisboa y dependen de los Estados miembros”, afirmó. En diciembre de 2007, los entonces 27 países miembros de la UE incluyeron a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur en ese convenio y que sustituyó a la anterior Constitución de la Unión rechazada por franceses y holandeses en 2005. La Argentina repudió abiertamente ese pacto internacional  por el cual las islas fueron incorporadas con bandera británica. Sin embargo, España es el único país dentro de la organización  que manifestó su disconformidad con el Tratado “donde se reconoce expresamente que las Falkland están asociadas a la UE por ser un territorio de ultramar del Reino Unido”.

Un mes después de la decisión adoptada por el Mercosur, el gobierno británico logró el respaldo de los 16 países que integran Comunidad del Caribe (CARICOM)  para sustentar el principio de autodeterminación de los pueblos. Ellos son, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Sant Kitts and Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago.

EL PETRÓLEO Y OTRAS YERBAS

Como para echar más leña al fuego, la petrolera británica Falkland Oil & Gas Limited (FOGL) anunció en Londres que consiguió casi 75 millones de dólares para perforar pozos exploratorios en la Cuenca de Malvinas. Los trabajos los iniciaría en mayo. Por supuesto, fue otro de los factores que generaron mayor chisporroteo bilateral: la explotación pesquera y petrolera en aguas profundas que realizan los británicos residentes en las islas. Con el aval de su gobierno y pese a los reclamos argentinos, los kelpers otorgan permisos a compañías británicas y extranjeras. En este tensionante escenario la compañía dio a conocer esa llegada de fondos. La iniciativa se suma al lanzamiento de campañas similares por parte de otras compañías británicas. Hasta ahora, sólo la empresa Rockhopper descubrió un yacimiento que podría contener, según sus propias estimaciones, un promedio de 1297 millones de barriles de petróleo crudo. También  la inglesa Desire Petroleum volvió a insistir que hay oro negro frente a las costas de las islas.

Ahora, un gigante energético de los Estados Unidos estaría a punto de cerrar un acuerdo con las autoridades británicas para sumarse a la exploración de petróleo en las islas Malvinas. Los directivos de la corporación Anadarko Petroleum presentaron una propuesta provisional que implicaría una inversión de 1.000 millones de libras. The Sun, que publicó la especie en su edición web, consideró que la confirmación de la noticia representaría un “golpe de martillo” para la Argentina y “un gran logro para Cameron”.

PROHIBICIONES Y ¿REPRESALIAS?

A todo esto, cabe recordar que en septiembre de 2010, Uruguay había impedido la entrada del HMS Gloucester al puerto de Montevideo y que en enero del pasado año, el HMS Clyde no fue autorizado a atracar en Río de Janeiro. “La Argentina ha puesto en marcha una campaña naval para aislar a las Malvinas apresando buques (sobre todo españoles) sospechosos de estar violando el bloqueo impuesto”,  reflejó la prensa inglesa. The Guardian, a su turno,  tituló que los gobiernos de Cristina Kirchner y Cameron “parecen revivir la retórica de 1980” tras el cruce de acusaciones.

Y como un hecho inquietante, hace unas semanas atrás el gobierno de las islas prohibió el acceso a Port Stanley del crucero chileno Star Princess con 3600 personas a bordo. En su gran mayoría eran argentinos con parientes muertos durante el conflicto y que concurrían a colocar placas recordatorias en el cementerio que alberga sus restos. Las autoridades adujeron motivos sanitarios por veinte casos de enterocolitis que se dieron a bordo. Muchos juzgaron que no era una razón válida para impedir que los demás pasajeros bajaran. ¿Una venganza por la decisión del Mercosur? Y como para calentar aún más el ambiente, se supo que el príncipe William cumplirá un período de instrucción de seis meses en la zona y que inició en febrero pasado, como piloto de un helicóptero Sea King para misiones de rescate.

TRIGÉSIMO ANIVERSARIO

Así las cosas, el próximo 2 de abril se cumplirán 30 años del desembarco argentino en las Malvinas. En el conflicto murieron más de 600 argentinos (entre ellos, los más de 300 del crucero General Belgrano) y alrededor de 250 británicos (las cifras oficiosas dicen que alcanzan al millar). Mientras tanto, otras voces se escucharon sobre el reciente incidente entre ambos países. Una de ellas, nada menos que de la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton. No hizo más que repetir lo que la ONU resolvió una decena de veces para que las partes se sienten a discutir cómo arreglar la cuestión. La vocera del Departamento, Victoria Nuland, agregó que “nosotros reconocemos la gestión de facto del Reino Unido en las Islas, pero no tomamos posición respecto de la soberanía”. A ellas, se les sumaron las de China y las resoluciones adoptadas en la recién creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) sobre el principio irrenunciable de soberanía argentina de las islas.  A este respaldo, se sumó el de China y las resoluciones adoptadas en la recién creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) sobre el principio irrenunciable de soberanía argentina de las islas.

LA PROPUESTA DE UN PERIODISTA DE “THE TIMES”

¿Posible solución a la finlandesa?

En un extenso artículo aparecido en el prestigioso diario inglés The Times,  el periodista inglés Simon Winchester, que cubrió la guerra en 1982, propone la devolución de las islas Malvinas a la Argentina. Citó dos antecedentes, el de Hong Kong, colonia de Gran Bretaña hasta 1997, cuando volvió a manos de China y el de las islas Aland, un archipiélago en el Mar Báltico colonizado por Suecia y reclamado por Finlandia. Este caso lo señaló especialmente, como una solución posible. En la disputa llevada a la Liga de las Naciones, “se acordó que la bandera finlandesa flameara en la capital de las islas, pero las costumbres y leyes suecas (incluyendo el lenguaje del gobierno y la educación de los niños) se aplicaría a la población. Al principio, los suecos fueron reacios en perder la soberanía, pero luego de 90 años la isla ha prosperado y la cuestión ha sido largamente olvidada”.  Por eso, apunta a que la actual crisis de Malvinas de 2012 sea olvidada si un arreglo similar pueda ser rápidamente logrado entre Londres y Buenos Aires. “No habría necesidad de un arbitraje de las Naciones Unidas o de alguien más porque podrían lograr un acuerdo entre ellos si se comportaran de manera madura y con buena fe”. En la nota, afirma que “la soberanía de las islas debería ser dada a la Argentina. A cambio, el país sudamericano debería dar la firme, inequívoca e internacionalmente garantizada certeza de que el modo de vida de los británicos sería preservado en las islas, digamos, por el próximo siglo”.  Finalmente y  con relación al petróleo y la pesca, dice que “se podría aceptar un acuerdo negociado. Quizás Londres, Buenos Aires y Port Stanley podrían recibir un tercio cada uno de los recursos obtenidos, con las proporciones variando a medida que transcurrieran los años”.

Al pie de la misma página,  el canciller Timerman critica el rechazo de Gran Bretaña a negociar. “Ya no hay espacio para la negativa al diálogo”, sostuvo. Además, expresó que “es imperante que desista a acciones tales como los inexplicables ejercicios militares y la explotación de recursos naturales que violan resoluciones de Naciones Unidas y que agravan la situación en las islas”.