El pito, es decir, el silbato como objeto sonoro para llamar al orden, aparece en varios
refranes y casi siempre con el mismo sentido, ya que en los buques de guerra el capitán
impartía las órdenes utilizando este adminículo sonoro. De allí que la frase “¿Qué pito
toca?”, venga a significar algo así como “Quién se cree este” o “Qué autoridad tiene para
opinar o para meterse en lo que no le importa”. Pero el refrán que más me gusta y que
también alude a los pitos es “Entre pitos y flautas”.
La alusión al pito en este caso pareciera referirse no tanto a su autoridad sino más bien al sonido, y que junto al de la flauta, podría aludir o bien a un tiempo de festejo en el que algo sucede sin que nos demos cuenta, o bien al despilfarro de dinero. Este último sentido es el que tiene en “Entre pitos y flautas, gasté más de la cuenta”, que según parece, se relaciona con el Rey Fernando II, quien le pidió a Gonzalo Fernández de Córdoba –conocido como “el Gran Capitán”– que le explicara cuáles habían sido los gastos efectuados durante las campañas contra las tropas francesas a fines del siglo XV.
Se cuenta que el caudillo cordobés tomó el reclamo del rey como un gesto de desagradecimiento ante sus reiteradas victorias, y entonces, le presentó irónicamente una libretita repleta de gastos ridículos pero muy onerosos, como la reparación de las campanas desvencijadas de tanto replicar por los triunfos obtenidos, los pagos a mendigos para que rezaran por las almas de los soldados que habían dado la vida por el reino o la compra de guantes perfumados para mitigar el mal olor de los cadáveres cuando los sacaban del campo de batalla. Bueno, no sigo porque entre pitos y flautas, se me acabó el espacio.