Un detallado análisis permite adentrarse en la actualidad del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. El cambio cultural institucional, cómo está implementado el Planeamiento Estratégico Militar de la Defensa Nacional y la metodología por capacidades son algunos de los temas que apuntan a lograr la máxima capacidad operacional.
“Si bien el concepto de ‘conjuntez’ no resulta novedoso para las Fuerzas Armadas argentinas, la ‘acción conjunta’ propiamente dicha no tuvo real aplicación sino hasta después del conflicto por las islas Malvinas”. Esto puede leerse en la Parte II del capítulo VIII del Libro Blanco de la Defensa, Argentina Bicentenario 2010. Y se agrega que “a partir de esa experiencia, cuyo fracaso residió en buena medida en la falta de integración y coordinación de los diferentes componentes militares, comenzó a materializarse este criterio, aumentándose consecuentemente las responsabilidades del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas”. Así, comenzó a conjugarse el verbo “coordinar” para elaborar, diseñar, emplear y ejecutar medidas, previsiones y actividades de medios y recursos bajo un solo comando de dos o más Fuerzas Armadas. En ese sentido y luego de ocho años de trabajo conjunto, el entonces subjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO), vicealmirante VGM (R) Juan Roberto Marín, y el capitán de navío Alberto José Fugazzotto, dieron a luz un documento donde reseñan esa labor, bajo el título “El cambio cultural en las Fuerzas Armadas”. En sus párrafos iniciales, se refieren a la vuelta de tuerca que el organismo -cuyo máximo responsable es el brigadier general Jorge Chevalier-, ha materializado a partir de la actualización de la normativa vigente para elaborar y gestionar el Planeamiento Estratégico Militar de la Defensa Nacional. Este ciclo, afirman los autores, provocó un verdadero cambio cultural institucional. Lo explican: “Si bien mantiene vigente la metodología de análisis por escenario, se debe al empleo en forma sistémica de una metodología del planeamiento por capacidades, en el máximo nivel de incertidumbre estratégica, en lugar del de hipótesis de conflicto”. Y aquí, sostienen, “se prioriza la acción conjunta como condición esencial para el logro de la máxima capacidad operacional y poder cumplir eficientemente con las misiones asignadas al instrumento militar”.
LOS GRUPOS DE TRABAJO
Luego de ubicar en el tiempo el puntapié inicial del CPEM, a partir de los decretos 1729/07 (Ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional) y 1714/09 (Directiva de Política de Defensa Nacional), detallan la conformación de los llamados Grupos de Trabajo Conjunto (GTC), en los niveles estratégico-militar, estratégico-operacional y táctico superior e inferior, integrados por civiles y militares de las tres Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa. Con su implementación, se buscó diseñar y poner en práctica “un Sistema de Planeamiento como un modelo a medida, ajustado a nuestras reales necesidades y a las exigencias de la defensa nacional”. En este punto, hacen una aclaración. “Si bien en muchos países desarrollados se emplea este método de planeamiento dado que las situaciones, objetivos y criterios políticos son diferentes, a lo que se suma la necesaria reserva del tema en cuestión, las informaciones que se intercambian al respecto son escasas, fragmentadas, incompletas y de limitado valor para su aplicación nacional. Cada actor debe elaborar su propio método adecuado con su realidad”. Por eso, resaltan que los GTC, que conforman la Comunidad de Planeamiento, están formados por militares y civiles organizados, agrupados y dirigidos en función de diversos objetivos parciales de Planeamiento Estratégico Militar. Entre 2008 y 2012, conformaron durante el primer ciclo de Planeamiento para la Defensa, “múltiples equipos de trabajo dando un contenido en tiempo y forma, a la totalidad de planes ordenados por el Poder Ejecutivo Nacional a través del Ministerio de Defensa”. También, destacan “el permanente intercambio de opinión que se manifiesta en las discusiones técnico-profesionales desde las máximas jerarquías, orientado a partir de los criterios conjuntos y conjuntos-combinados para la búsqueda de la mejor opción al problema y las conductas proactivas de los citados participantes que se desarrollan para ir perfeccionando el método y los resultados obtenidos, a partir de las lecciones aprendidas”.
ESCOLLOS Y DIFICULTADES
Sin embargo, no todo fueron rosas en el camino recorrido. Ambos marinos puntualizan que la tarea realizada ha sido compleja por el empleo de ese nuevo método. Y la atribuyen “a la natural resistencia al cambio, fuertes intereses históricos institucionales y exigentes objetivos a cumplir a partir de pautas establecidas por el Nivel Estratégico Nacional”. ¿Cuál ha sido en parte, la solución que encontraron para limar asperezas? La describen: “La conformación de un buen equipo de trabajo es la mejor manera de enfrentar las adversidades a través del planteo de distintas opciones, planes, procedimientos y alternativas para encontrar la solución óptima o el mejor modo de acción para dar respuesta eficiente y eficaz al problema militar planteado desde la política nacional”. Si bien el argumento es conocido y hasta aparece como una verdad de Perogrullo, aseveran que “en este contexto es importante que los integrantes del equipo posean un real compromiso y dedicación por la actividad, que conlleven voluntad, capacitación, esfuerzo y aliento para superar las adversidades y además, deben ser generadores de ideas para superar los problemas y dar permanentemente valor agregado a los procesos”.
Hacen una detallada descripción del trabajo con los equipos interfuncionales. “Es clave observar el ambiente, tener conocimientos y sabiduría ganada con la experiencia, aprender a escuchar y adoptar decisiones participativas evitando imponer posturas sectoriales sin su debida fundamentación”. El hincapié está puesto en que el trabajo realizado en los equipos conjuntos se ejecutó con la activa participación y colaboración de las Fuerzas Armadas a través de sus respectivos representantes, abriendo el camino en medio del conflicto en la búsqueda de planificar el futuro para gestionar el presente. ¿Cuál fue el concepto que primó? “Las decisiones perduran en el tiempo únicamente con el trabajo en conjunto entre las Fuerzas Armadas y el EMCO”, reiteran con énfasis. Al respecto, destacan que los integrantes de la comunidad de planeamiento “compartan los conocimientos que se generan espontáneamente como parte del debate intelectual. La organización necesita la fuerza potencial de la integración sinérgica y la promoción conjunta de un conocimiento que normalmente está fragmentado en el equipo”.
EL CAPITAL INTELECTUAL
Los altos jefes resaltan que “las crisis nos entrenan en estos escenarios y en ellos se destacan las personas dotadas de conocimiento, destreza, talento y que posean un comportamiento que impulse el apoyo mutuo entre las instituciones militares, estatales y privadas”. Así, enumeran actitudes esenciales de las que deben hacer gala, como creatividad, persistencia, proactividad, determinación, fuerte compromiso institucional, dedicación e involucramiento en los procesos. “El capital intelectual es el principal recurso de la organización y el objetivo ulterior siempre debe ser producir lo mejor posible, desde el punto de vista costo-eficiencia”. No dejan de puntualizar que “el trabajo en equipo basado en la confianza mutua estimula la participación y logra que sus integrantes se sientan responsables de lo que decidan, mostrando un involucramiento grupal intenso”. Por último, describen que en una época signada por la incertidumbre, restricciones, problemas, amenazas, cambios y transformaciones económicas, sociales, tecnológicas, culturales y legales, es fundamental considerar a las personas no como meros recursos sino como elementos impulsores de la organización, capaces de llevarla a la excelencia y al éxito que invierte esfuerzo, dedicación, responsabilidad, compromiso en su actividad y debe otorgar valor agregado desde los diferentes sectores, para contribuir con las responsabilidades que emanan desde las instituciones democráticas, para el bien común.
RESPETO Y CONOCIMIENTO
“Es necesario valorar la Comunidad de Planeamiento por la tarea realizada y los logros obtenidos producto de un exitoso quehacer cotidiano, colaborando de esta forma con la salud organizacional y generando los resultados a corto, mediano y largo plazo, a través del Planeamiento Estratégico Militar”, aseveran. Ponen como ejemplo “la solución al problema militar planteado con la elaboración del Proyecto de Capacidades Militares (Procamil), último documento de responsabilidad estrictamente militar”. En esta norma se asienta el Plan de Capacidades Militares (Plancamil), formulado por el ministerio de Defensa. “Un insumo central -explican- de la primera etapa del Sistema de Planeamiento, Programación, Presupuestación y Ejecución (SIPE) con el que deberán programarse y presupuestarse las necesidades y requerimientos del instrumento militar según lo establecido, entre otras, en la Ley de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, quedando como última responsabilidad militar la determinación de los riesgos estratégicos producto de la brecha (de existir) entre el Procamil y Plancamil”.
Como colofón, explican que el Ciclo de Planeamiento “busca definir un instrumento militar apto para los tiempos futuros y los argumentos fundados para la mejor y más eficiente gestión de los escasos recursos, generando con ello la restitución gradual y, en otros casos, nuevas capacidades para que nuestras Fuerzas Armadas dispongan de los medios necesarios para dar cabal cumplimiento a los objetivos delimitados en la normativa vigente”. Y es aquí, donde no solo se expresan en el campo de las ideas, sino de manera concreta en la sistematización de los procesos para canalizarlas. “De contarse en tiempo y oportunidad con la decisión política de asignar los recursos necesarios, se contribuirá a la real concreción del Proyecto de Modernización Integral del Sistema de Defensa Nacional”. Además, sostienen que el cambio de paradigma apunta a redimensionar las estructuras organizacionales, la eliminación de fronteras en un ambiente creativo que permita el libre flujo de personas, ideas e información en pos del compromiso común. Todo ello, bajo el concepto de potentes unidades de desempeño colectivo”, concluyen.
ORGANIZACIÓN Y FUNCIONES
El Comando Operacional Conjunto, a cargo del brigadier mayor Humberto Trisano, es uno de los dos pilares del EMCO. Se trata nada menos que de la instancia responsable para el adiestramiento militar conjunto. Controla las ejercitaciones, elabora y ejecuta el planeamiento estratégico, operaciones de las acciones militares y ejercerá el comando operacional de los medios que, eventualmente, se hallen a su disposición. Entre sus actividades, promueve el despliegue de contingentes para las misiones de paz en Haití y Chipre; brindó ayuda humanitaria por el terremoto que asoló Haití; atendió a las bases antárticas sin la presencia del rompehielos Almirante Irízar, como el aeroabastecimiento de la Base Belgrano II, la más austral de la Argentina en el continente blanco; instaló el Sistema de Manejo de Crisis (SMC), gestión y coordinación con la pandemia de influenza A (Virus H1N1) y de puestos sanitarios en el conurbano bonaerense; constituyó el Comando General Electoral para las elecciones nacionales; apoyó al Rally Dakar en sus distintas ediciones en su paso por el país; llevó ayuda humanitaria a Chile; y fue sostén del censo nacional de población, hogares y viviendas 2010. Además, ejerce el control aeroespacial del NE y NO del territorio nacional, y conduce y supervisa las actividades del Comando Conjunto Antártico, entre otras.
El otro pilar es la subjefatura del organismo, que está en manos del contralmirante Gabriel Urchipía. En sus dependencias se atiende el gabinete de estrategia militar, la dirección administrativa financiera, la asesoría jurídica, la dirección de personal y las jefaturas de inteligencia, operaciones, logística, planeamiento estratégico y políticas y comando, comunicaciones, control, informática e interoperabilidad y las direcciones de sanidad conjunta y aeronavegabilidad militar.