En su primera visita oficial a nuestro país como ministro de Defensa del Brasil del flamante gabinete de la presidenta Dilma Rousseff, Nelson Jobim suscribió con su par argentino, Arturo Puricelli, una declaración conjunta de colaboración estratégica en defensa. Detalles del acuerdo y del jugoso diálogo con los periodistas.
Por Lauro Noro
El marco del encuentro de los ministros de Defensa de la Argentina y el Brasil, Arturo Puricelli y Nelson Jobim, respectivamente, con los periodistas, no pudo ser más adecuado. En uno de los enormes cobertizos del Astillero Almirante Storni -que junto con el astillero Tandanor forman el Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar)-, en la Costanera Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, recibieron a los hombres de prensa. A sus espaldas lucían las estructuras de la goleta del Bicentenario, con la proa y la popa ya ensambladas, y el submarino Santa Fe que, según fuentes oficiosas, llevaría un propulsor nuclear salido del INVAP en su seno. A la derecha, el esbelto y desafiante perfil de la lancha rápida Indómita, en plena reparación, y a la izquierda, el submarino San Juan. Con el casco cortado por la mitad, los trabajos de media vida están en febril ejecución. Una tarea que el propio visitante siguió con marcado interés y que realizan pocos países en el mundo. Según las estimaciones, quizá para junio próximo la nave podría ser unida nuevamente, ya con propulsores nuevos y todo tipo de modernizaciones internas y, para fines de año, ser exhibida al aire libre para su pintado, y ser echada finalmente al agua.
ACUERDO BILATERAL
Un rato antes, en la sede del Ministerio de Defensa, en el piso 13 del Edificio Libertador, ambos funcionarios suscribieron una declaración conjunta para convocar al grupo de trabajo bilateral de defensa argentino-brasileño. La intención del acuerdo fue “reafirmar la decisión de elevar el nivel y profundización del diálogo político-estratégico y de cooperación en áreas de políticas de defensa”. En la oportunidad, no dejaron de destacar que luego del encuentro de las presidentas de ambos países, Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff, el 31 de enero último, se propusieron incentivar con el acta suscripta la cooperación entre las dos naciones, por considerar su carácter estratégico y esencial uno de los principales ejes del diálogo entre las primeras mandatarias. En el acto, estaban presentes el secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Alfredo Forti; el secretario de Planeamiento, Oscar Cuattromo; y el jefe de Gabinete, Carlos Esquivel, entre otras autoridades del Ministerio de Defensa. También, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF. AA., brigadier general Jorge Chevalier, y los titulares del Ejército, teniente general Luis Pozzi, de la Armada, almirante Jorge Godoy, y de la Fuerza Aérea, brigadier general Normando Costantino, además del director de Tandanor, Mario Fadel, su vicepresidente, Omar Riveiro, y funcionarios del Ministerio de Defensa de Brasil.
Entre las decisiones rubricadas, se pondrá en funcionamiento un mecanismo de diálogo político estratégico de nivel viceministerial (MDPEVM), a cargo del propio Forti y del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas del Brasil. Como primera medida, deberá establecer un grupo de trabajo bilateral para que, en un plazo de 60 a 90 días, elabore propuestas para el primer encuentro del organismo. En esa instancia, los temas salientes versarán sobre el vehículo Gaucho; el programa del avión KC-390, entre Fadea y Embraer (ver recuadro); el mantenimiento de turbinas navales en el Arsenal Comandante Espora; el apoyo logístico a las campañas antárticas; la cooperación binacional para un Atlántico Sur libre de armas nucleares; el programa anual de ejercicios combinados y la cooperación para asistencia a terceros países.
UNA MISMA VOZ
En el ping-pong de preguntas con los periodistas, el anfitrión abrió el fuego. Subrayó la necesidad de profundizar la integración y cooperación de las políticas de defensa entre ambos países y de “integrarnos desde el punto de vista de la ciencia y tecnología para la producción para la defensa y avanzar en ese sentido, a partir de cuando se firmó en 2005, el primer tratado de cooperación entre Argentina y Brasil”. Por su parte, con su habitual claridad y en perfecto castellano, Jobim señaló que “nos pusimos de acuerdo para la creación de la transferencia de conocimientos y de tecnologías sensibles y la firma de un documento de confiabilidad que afianzara nuestras relaciones”. No dejó de referirse a la política externa de defensa del Brasil hacia América del Sur. “Contamos con su colaboración en la disuasión con respecto al resto del mundo. Por eso, es necesario que Brasil y la Argentina, principalmente, tengan una misma voz. Hay que afinar la ‘viola’ (risas) para tocar la misma música, con el mismo tono y la misma posibilidad para el siglo que viene”. También destacó la necesidad de pensar que “el futuro es el gran desafío para los dirigentes de hoy. La gestión es consumir nuestras energías en su construcción. Y creo que esa es la posición que sostuvieron ambas presidentas. Es fundamental tener una base industrial de defensa común con interdependencia entre los países de la región. Con ella se apunta a la confiabilidad y seguridad”.
APOYO A MALVINAS
Cuando surgió la cuestión de la cooperación binacional para un Atlántico Sur libre de armas nucleares, no pudo soslayarse una pregunta sobre la actitud del Reino Unido con relación a las Malvinas. En este punto, Jobim fue categórico. “El Brasil reconoce la soberanía argentina sobre las islas desde el siglo pasado. Tenemos una posición muy clara en ese sentido y la próxima semana, en mi viaje a Gran Bretaña (la conferencia de prensa se realizó el pasado 14 de febrero), se la manifestaré a los ingleses: ¡No brindaremos ninguna colaboración a buques de guerra ni buques de Estado civiles alquilados con fines militares y menos para la exploración de petróleo o de energía en el lugar! Tenemos un compromiso histórico y regional con la Argentina”. Y fue más allá cuando se refirió al Atlántico Sur. “Es el entorno estratégico de América del Sur. En ese sentido, también hemos tenido conversaciones con los países africanos sobre el Atlántico para establecer una política común y sostener que es un lugar libre de armas nucleares”. Con satisfacción por sus palabras sobre la posición brasileña y el apoyo frente a las peticiones y reclamaciones argentinas, y a la decisión de la UN de llevar la cuestión a la mesa de negociaciones, Puricelli se refirió a la posición de los dos países frente a las armas nucleares. “No es que el Atlántico Sur se extienda como una frontera del Atlántico Norte, ni tampoco de las organizaciones militares fundadas en función de ese objetivo en el siglo pasado. Vamos a trabajar juntos en ese sentido y también, para prevenir cualquier accidente medioambiental o ecológico que pueda ocurrir con esta actitud unilateral de Gran Bretaña de insistir con las exploraciones de petróleo”. Agregó que “la preocupación argentina pasa porque son nuestros recursos naturales y es nuestro petróleo y además, ante la alternativa de que se produzcan esos riesgos, la naturaleza nos dice que tanto la Argentina como Brasil, como los países del Atlántico Sur, vamos a tener que recurrir en su auxilio si tuviésemos la desgracia de que esas circunstancias se presentaran”.
HIPÓTESIS DE CONFLICTO
A la pregunta de si las hipótesis de conflicto quedaron de lado, luego de la relación que hoy existe entre los países de la región, el ministro de Defensa del Brasil las descartó de plano. “No las hay. Solo cuestiones políticas que vamos a solucionar en la mesa diplomática. No hay posibilidades de conflictos entre nuestros países”, subrayó. Eso sí, destacó que la región tiene tres grandes riquezas para cuidar: energía, agua potable (se refirió a los acuíferos Guaraní y de la Amazonia) y alimentos, por la gran producción de proteínas de origen animal, como la carne, y los granos, entre Brasil y la Argentina. “Por eso, los países de la región tienen una sola posición, que es la finalidad y el objetivo del Consejo de Defensa Sudamericano para que tengamos una Estrategia Nacional de Defensa. Y el Centro de Estudios Estratégicos que va a establecerse en Buenos Aires apunta exactamente hacia esa posibilidad de contar con una visión de seguridad del subcontinente. Por lo tanto, la estrategia de los países sudamericanos es de colaboración y de contar con una estrategia disuasoria frente a otros casos”. Aquí sin embargo, señaló el gran problema que se da hoy entre el Atlántico Sur y el Atlántico Norte. “Nosotros no podemos hacer una reunión con las otras cuencas del Atlántico por una cuestión jurídica muy simple: los Estados Unidos no han ratificado el Tratado de Montego Bay sobre el derecho del mar. O sea, las aguas internacionales se extienden hasta las playas de Copacabana, en el Brasil; de Punta del Este, en el Uruguay; y de Mar del Plata, en la Argentina. Entonces, no hay posibilidades de sentarse en la mesa para discutir este punto. Lo puntualicé en los Estados Unidos y no le gustó al gobierno americano. Sin esa ratificación, no hay posibilidades de conversación alguna”.
Según su opinión, el otro aspecto que en materia de defensa tiene que pensar América Latina “es su objeción a la nueva concepción estratégica de la OTAN, que aprobó la posibilidad de su intervención militar en cualquier parte del mundo fuera de las fronteras de los Estados que la integran. Eso es muy perjudicial. Ellos pueden hablar del Atlántico Norte. El Atlántico Sur es una cuestión de los países que lo integran”.
POSICIÓN ARGENTINA
En la misma dirección que su antecesora, la doctora Nilda Garré, el doctor Puricelli expresó su opinión sobre las hipótesis de conflicto. “No las manejamos. Quienes lo hacen tienen, evidentemente, una visión muy atrasada y antigua de lo que es la defensa. Manejamos planeamientos por capacidades y trabajamos en función de intereses estratégicamente comunes como son los que tenemos entre ambos países y con el resto de los que integran la región”. Y a la par de las opiniones de Jobim, expresó que “nuestros intereses vitales son, precisamente, defender nuestros recursos naturales; la producción de alimentos que, junto con la de Brasil y la Argentina, es la primera del mundo; el agua potable, a la que agregó la de los lagos y hielos del sur, y el espacio vital. Esto, sin lugar a dudas, hace que sus intereses vitales sean los de nuestra región y a su vez, los de la humanidad”. Concluyó que “seríamos muy estrechos de mente si pensáramos en términos de Defensa en función de nuestros vecinos. Con ellos, tenemos que levantar la mirada, crear un sistema de defensa disuasivo para garantizar estos recursos para nuestros países y ser sustentables con capacidad propia tecnológica e industrial. Es lo que estamos haciendo. No tenemos hipótesis de conflicto en ningún aspecto y sí un plan de defensa en desarrollo con esos objetivos”.
La reunión había concluido. Con marcado interés, Jobim recorrió varias instalaciones del Cinar. Así, como quedó dicho, trepó al sub San Juan y luego, llegó hasta donde yacen las 7000 toneladas de hierros retorcidos y chatarra del rompehielos Irízar, sacadas de sus entrañas luego del incendio que lo afectó. Y se admiró con los trabajos que realizan en Tandanor, supervisados por la Armada, en su reconstrucción.