Según reportes de la agencia oficial de noticias KCNA, Corea del Norte probó con éxito una bomba de hidrógeno miniaturizada, asegurando que logró un avance significativo en su capacidad de ataque, en un hecho que hizo saltar las alarmas en Japón y Corea del Sur. La prueba, la cuarta ocasión en que el aislado país hace estallar un dispositivo nuclear, fue ordenada por el líder Kim Jong-Un.
“Permitan que el mundo observe al Estado fuerte, autosuficiente y con armas nucleares”, escribió Kim en lo que la televisión estatal afirmó era una nota manuscrita suya.
Funcionarios de inteligencia surcoreanos y varios analistas pusieron en duda que la explosión fuera en efecto una prueba completa de una bomba de hidrógeno. Sin embargo, el anuncio de generó la condena de la comunidad internacional, incluidos China y Rusia, los principales aliados de Corea del Norte.
China, que descartó que supiera con anterioridad que se iba a realizar la prueba, expresó su “resuelta oposición” y dijo que presentará una protesta contra Pyongyang.
Aunque la cuarta prueba nuclear se esperaba hace tiempo, el anuncio de que se trató de un dispositivo de hidrógeno, mucho más poderoso que uno atómico, fue una sorpresa, al igual que el momento elegido para detonarlo, ya que garantiza que Corea del Norte sea uno de los asuntos más comentados durante la campaña presidencial de Estados Unidos.
Corea del Norte lleva tiempo buscando el reconocimiento diplomático de Washington, pero considera la disuasión nuclear como algo crucial para garantizar la supervivencia de la dictadura, que ya va por la tercera generación.
“Ahora que Irán deja de ser una preocupación, los norcoreanos se han puesto en el punto más alto de la agenda de política exterior en cuanto a las naciones que representan una amenaza para Estados Unidos”, dijo Michael Madden, experto en el hermético liderazgo del país de gobierno comunista.
El dispositivo tenía una potencia de alrededor de 6 kilotones, según la oficina de un legislador surcoreano que pertenece a la comisión de inteligencia del Parlamento, casi el mismo tamaño que el último explosivo nuclear probado por Corea del Norte, equivalente a entre 6 y 7 kilotones de TNT.
LA POSICIÓN DE LOS EXPERTOS LATINOAMERICANOS
“Si bien se han detectado señales sísmicas compatibles con una detonación nuclear, todavía no existen resultados que provengan de una verificación independiente que corroboren el tipo y potencia de dicha explosión”, señalaron en un comunicado prominentes expertos de la Red de Líderes de América Latina y el Caribe por el Desarme y la No Proliferación (LALN). “De confirmarse que la tecnología empleada en este nuevo ensayo es la de una bomba-H o termonuclear, que da lugar a la fabricación de armas mucho más poderosas y eficientes que las bombas-A o de fisión probadas anteriormente, el mundo se encontrará frente a un abismo de inseguridad sin precedentes en los últimos años”, añadieron.
La red latinoamericana expresó su firme condena al ensayo “por constituirse en una directa provocación a la comunidad internacional y una clara violación a la paz y seguridad global y a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. Del mismo modo, urgieron a los líderes mundiales a “condenar de manera decidida dicho acto de irresponsabilidad internacional y a actuar en consecuencia; también, a trabajar en forma cooperativa por la desnuclearización de la Penísula de Corea y por la puesta en vigor de los instrumentos jurídicamente vinculantes que coadyuven a fortalecer la seguridad global”.
“Las grandes potencias pueden y deben evidenciar con hechos su liderazgo. Para ello, es esencial que tomen decisiones correctas en favor del desarme nuclear y la no proliferación y que influyan positivamente en otros Estados en igual sentido, de modo de avanzar en conjunto hacia un mundo más seguro”, concluyeron los miembros de la LALN, entre los que se encuentran los expertos y diplomáticos argentinos Irma Argüello, Roberto García Moritán, Rogelio Pfirter y los exministros de Defensa, Horacio Jaunarena y José Pampuro, entre otros.