A 366 días de la desaparición del ARA San Juan, la Armada Argentina y el Ministerio de Defensa anunciaron que la empresa estadounidense Ocean Infinity encontró el submarino a 907 metros de profundidad y a 500 kilómetros de Comodoro Rivadavia. En esta nota, el detalle de los operativos de búsqueda que, después de un año, finalmente dieron con el submarino. Por Francisco Reyes.
El sábado a la mañana, después de un año y dos días de la desaparición del submarino ARA San Juan, el ministro de Defensa Oscar Aguad junto con el Jefe de la Armada, vicealmirante José Luis Villán, y el exvocero de la Armada, capitán de navío Enrique Balbi, brindaron una conferencia de prensa en el Edificio Libertad, para dar detalles de su hallazgo, producido durante la madrugada. “Es el submarino ARA San Juan, está a una profundidad de 907 metros, sus partes desprendidas del casco resistente están en un área de 80 por 100 metros, y la ubicación exacta es muy próxima a la ubicación del informe de la anomalía acústica que diera el CTBT (Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares), todas las marinas buscaron en esa área”, detalló el vicealmirante Villán.
El lugar en donde se lo encontró fue descripto por el capitán Balbi como una zona con presencia de cañones submarinos, con una profundidad irregular: “lo más importante es que el área de escombros es de ochenta por cien metros, y esto sugiere que podría haber implosionado, colapsado muy cerca del fondo, porque el desprendimiento de escombros es muy acotado”. El exjefe de Prensa de la Armada mostró y describió tres imágenes tomadas por los ROV (vehículos operados remotamente) del Seabed Constructor, que corresponden al casco resistente en la proa de la nave, a la vela y a hélice y eje del submarino ARA San Juan.
De acuerdo a la modalidad “no cure no pay” del contrato celebrado entre Ocean Infinity y el Estado argentino, la empresa estadounidense recibirá 7,5 millones de dólares por haber encontrado el submarino.

Ahora, la jueza a cargo de la causa, Marta Yáñez, deberá analizar las más de 67.000 imágenes que tomaron los AUV (submarinos autónomos) a través de sus ROV para determinar las causas que llevaron al naufragio de la nave. También deberá dictaminar si es posible reflotar la nave, algo que el ministro de Defensa Oscar Aguad ya descartó por considerarlo “imposible tecnológicamente” y porque requeriría una inversión de 4000 millones de dólares, algo que calificó como un “disparate” en un país con un 30 % de pobreza.
Esta nueva evidencia fotográfica se suma a los más de 70 testimonios, y las más de 60 mil hojas que reviste la causa judicial, que ahora deberá desentrañar qué le sucedió al ARA San Juan y a sus 44 tripulantes.
La hipótesis más fuerte que maneja la justicia por el momento respecto a lo que sucedió con el ARA San Juan el fatídico día que desapareció y que generó la implosión detectada por el CTBT habla de una falla inicial en la habría ingresado agua de mar a través del sistema de ventilación de la embarcación, y que habría generado una primera explosión, el 14 de noviembre de 2017. Allí el submarino salió a superficie, en medio de un fuerte temporal, y la tripulación habría logrado controlar el foco de incendio, y a las 7:35 am del día 15 informaron a tierra lo sucedido y descendieron, y una hora después perdieron toda conexión satelital. Allí se habría producido un segundo incendio, en la zona de baterías, liberado hidrógeno. Esta combinación habría generado una segunda explosión, que hizo que la embarcación fuera de control descienda y próximo a los 900 metros de profundidad implosione, a las 10:51 am.
Meses de búsqueda

El 15 de noviembre de 2017 a las 7:35, el submarino ARA San Juan perdió todo tipo de contacto con la Armada Argentina. Se dirigía a Mar del Plata, desde Ushuaia y de acuerdo a las últimas comunicaciones, se hallaba a 432 kilómetros de la costa argentina, a la altura del Golfo de San Jorge, en proximidades de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Con 44 tripulantes a bordo, el hecho trascendió a la prensa de forma rápida, y fue confirmado dos días después mediante un comunicado oficial de la Armada Argentina, en el que se informó que se había iniciado el Protocolo SAR, convenio internacional de búsqueda y rescate de embarcaciones perdidas.
Con participación de más de 19 países, entre ellos Rusia, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Chile, Canadá, España, Reino Unido; 28 buques, 9 aeronaves y más de 4000 hombres y mujeres, y la última tecnología de visualización subacuática, se llevó a cabo el operativo de búsqueda y rescate naval más importante de la historia. Miles de kilómetros fueron rastrillados, sin dar con el sumergible.
En el Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada (COAA), con sede en la Base Naval Puerto Belgrano, se conformó un Estado Mayor Naval Combinado integrado por personal de la Flota de Mar, Aviación Naval, Infantería de Marina y Fuerza de Submarinos, que sumó a oficiales de enlace de las Marinas de la Federación Rusa, Estados Unidos y Reino Unido, para compatibilizar esfuerzos y optimizar la búsqueda. Así pasaron los días, semanas y meses, donde se investigaron y descartaron más de 100 contactos del lecho marino sin identificación positiva, hasta que más de un año después, en los últimos días del operativo de búsqueda de 60 días de Ocean Infinity, ubicaron al submarino en el área “15A-4”.
La Armada afectó a la búsqueda a 15 unidades navales que cumplieron diversas funciones en distintos períodos, como a su vez a dos embarcaciones del CONICET. En los primeros meses la Fuerza Aérea Argentina se sumó al esfuerzo con un Hércules C-130; el Ejército Argentino aportó camiones para transporte de materiales en Comodoro Rivadavia, y participó del análisis de interpretación de imágenes satelitales provistas por la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales); la Prefectura Naval Argentina sumó el buque del Servicio de Salvamento Tango y el Ministerio de Agroindustria el buque oceanográfico Dr. Angelescu.
Se contó también con el apoyo de medios provenientes de cinco países extranjeros (Brasil, Chile, Estados Unidos, Federación Rusa y Reino Unido) que aportaron personal altamente calificado, aviones, buques y equipos con tecnología de última generación para las tareas de búsqueda, rescate e identificación. El buque “Yantar” de la Federación Rusa aportó cuatro meses ininterrumpidos de trabajo en el área de búsqueda, con reabastecimientos periódicos en Buenos Aires y Montevideo que permitieron evitar la interrupción de la búsqueda. Además, el aviso ARA Islas Malvinas hizo su puesta a punto en el Arsenal Naval Puerto Belgrano y volvió al área asignada con el ROV Panther Plus ruso a bordo.
El 4 de febrero, Rusia fue el último país en dejar las tareas de búsqueda. Luego, se interrumpió el operativo y se analizaron distintas alternativas, hasta que, en septiembre, se contrató a la empresa Ocean Infinity, que inició una búsqueda científica con 5 submarinos autónomos (AUV), que cuentan con la última tecnología con capacidad de inmersión de hasta 6 mil metros de profundidad.

Desde entonces, todos los días, los tripulantes de la nave encargada de dar con el ARA San Juan, el Seabed Constructor, lanzaban al mar los AUV, y luego realizaban la descarga de los datos recabados por el sonar de barrido lateral, la sonda multihaz y el magnetómetro con el que cuentan los mini submarinos, para finalmente efectuar su procesamiento.
En todo este proceso, participaron 4 familiares de los 44 tripulantes del ARA, que, embarcados en el Seabed Constructor, fueron testigos del momento en que se vieron por primera vez las primeras imágenes del submarino.
“Ahora, se abre una etapa de serias investigaciones para conocer toda la verdad”, expresó el presidente Mauricio Macri tras conocerse el hallazgo.