En medio de la pandemia, urge analizar la crisis sanitaria como una oportunidad única para “reiniciar el sistema”. Conversamos con la doctora Lilian Corra, miembro de la Sociedad Internacional de Médicos para el Medio Ambiente. Por Susana Rigoz

A más de cien días de cuarentena y frente a un incierto panorama futuro, hay consecuencias evidentes. Una de ellas es la paralización de la actividad económica con las quiebras, cierres de comercios e industrias y la pérdida de empleos que esta realidad trae aparejada.

Otros de los cambios referidos al empleo se enmarca dentro de lo que se denomina “nueva normalidad”: distanciamiento en el trabajo, jornadas reducidas en las escuelas, sistemas de rotación de home office, medidas de bioseguridad para las prácticas médicas y guías para la reapertura de bares, restaurantes y hoteles.

Sin embargo, también aparecieron aspectos referidos al medioambiente: cielos más límpidos por la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero y partículas que afectan el aire, menos descargas contaminantes en las aguas y la irrupción de animales silvestres en espacios que habían resignado por el avance indiscriminado de la urbanización y los cultivos, entre otras actividades humanas. Hace décadas que los grupos de expertos internacionales advierten sin éxito que estamos en el camino equivocado (insustentable) y que los efectos de este accionar pueden ser irreversibles, al punto de poner en peligro la vida en el planeta como la conocemos.

Ahora bien, la pregunta que se impone es a qué nos referimos cuando hablamos de normalidad y cuánto hemos aprendido o no acerca de lo insostenible de nuestra forma de vida y nuestros modelos de desarrollo. “Si no se comprende la importancia de la carga de las actividades realizadas por el hombre sobre el ambiente y las consecuencias directas negativas sobre la salud y calidad de vida de los seres que lo habitan, la vuelta a la “rutina” desarrollará consecuencias económicas peores que la pandemia actual”, afirma la doctora y especialista en materia ambiental Lilian Corra.

La doctora y especialista en materia ambiental Lilian Corra sostiene que de no modificar nuestro hábitos “la vuelta a la “rutina” desarrollará consecuencias económicas peores que la pandemia actual”. Foto: Fernando Calzada.

La miembro fundador de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente aclara que, a pesar del anhelo de todos por salir de la crisis, lo peor todavía está por venir. “Ya lo vemos en el importante impacto actual de la calidad del aire sobre las enfermedades cardiovasculares y respiratorias; sumada a la exposición tóxica a los contaminantes químicos del suelo, agua y alimentos y los cambios globales irreversibles ya instalados derivados del calentamiento global. Todo esto genera una gran carga sobre la economía, la salud, la pobreza y, por ende, el desarrollo sostenible”.

En este contexto, considera que es fundamental comenzar a direccionar los planes a fin de lograr el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, -acordados en 2015 por los estados miembro de Naciones Unidas- cuya meta es la lucha contra la pobreza y el hambre, la protección de Planeta y la promoción del bienestar general de las personas para 2030.

“Es imprescindible conducir sin concesiones las políticas orientadas al cumplimiento de estos objetivos de manera seria y consecuente, ya sea en los programas de gobierno como en el sector privado. Las decisiones políticas requeridas para eso son desafiantes y no pueden ser pospuestas”, dice, no sin antes remarcar que “si bien la salud se encuentra en el centro del desarrollo sostenible -dentro del círculo constituido por ambiente, economía y desarrollo social-, todos los temas deben integrarse transversalmente para guiar a los tomadores de decisiones”.

Para Corra, durante la crisis del Covid-19 no se tuvo temor de tomar medidas drásticas para proteger la salud y se avanzó en la comprensión del lugar clave que ocupa dentro del desarrollo sustentable: “quedó demostrado que en tiempos de crisis es indispensable tener una guía clara sobre la base de la experiencia científica”.

No obstante, sostiene que los desafíos no desaparecieron y que “la cuestión primordial en esta etapa es equilibrar las dificultades sociales mediante medidas de asistencia específicas para reiniciar la actividad productiva y, simultáneamente, limitar un posible segundo aumento de infecciones por Covid-19”. En este sentido, ya son diversas las organizaciones que hablan de una “recuperación saludable” en referencia a volver a las actividades mitigando la contaminación atmosférica y del agua, frenando la deforestación, disminuyendo la utilización de combustibles fósiles, entre otras medidas de desarrollo económico que tengan en cuenta la problemática del calentamiento global. Otorgar incentivos y planes de estímulo, desarrollar una economía circular, integrar la promoción de la salud a las inversiones destinadas al transporte, la eficiencia energética y la agricultura son algunas de las estrategias a tener en cuenta para redireccionar la política hacia la sostenibilidad. Esta discusión en la Unión Europea se denomina “build back better”, reconstruir mejor, o “green recovery”, recuperación verde.

-Usted considera entonces que, dado que durante la crisis sanitaria nos acostumbramos a tomar decisiones sobre la base de evidencias científicas, esto puede replicarse en la cuestión ambiental

-Sí, es fundamental manejar la crisis ambiental a través de medidas políticas basadas en hechos científicos, que hoy en día son mucho más claros que en el caso de la pandemia. Con las decisiones actuales estamos definiendo el futuro del mundo y, en caso de redireccionar las políticas hacia la sostenibilidad, es muy probable que logremos atenuar la crisis ambiental, evitando cambios grandes e irreversibles y sus consecuencias sobre la salud, la productividad y la economía. Se trata de medidas basadas en el análisis costo beneficio que integren todos los indicadores aplicados a corto, mediano y largo plazo, lo que se conoce como “hacer las cuentas completas” y más recientemente “economía circular”.

– ¿Cuál sería el panorama en caso de que estas medidas se pospusieran?

-Si regresamos al modelo anterior (“business as usual” o “nueva normalidad con barbijo”), estaremos perdiendo irremediablemente una oportunidad única de hacer los cambios hacia la sostenibilidad. Tenemos un compromiso con el cumplimiento de los ODS para proteger el equilibrio de la Tierra que hace posible la vida en el planeta. Si queremos salir de los modelos “con pérdida”, con excluidos, con pobreza creciente es imperativo entender que ya hay herramientas para facilitar la toma de decisiones políticas y avanzar en conjunto hacia modelos saneados y probados.

“Si regresamos al modelo anterior estamos perdiendo una oportunidad única de hacer los cambios hacia la sostenibilidad”, dice Corra. Foto: Archivo DEF.

– ¿Podemos afirmar que nos encontramos frente a una gran oportunidad?

-Sin dudas. Y no es solo una oportunidad sino un gran desafío. La responsabilidad es de los líderes de los diversos sectores (gubernamentales y no gubernamentales) que son quienes deben el modo de superar este pasado de errores con una estrategia común aplicando un modelo productivo sostenible, donde todos los sectores ganen.

– ¿Qué se define con estas decisiones?

-No solo se decide la superación a corto plazo de la crisis creada por la pandemia, sino también, en particular, sobre el futuro a mediano y largo plazo del desarrollo sostenible de los países para preservar la salud del ambiente y los seres humanos tomando en cuenta la calidad de vida y bienestar de sus sociedades. Aprovechar esta oportunidad marcará sin duda nuestro futuro.

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