
Un equipo de profesionales desarrolló un novedoso método para asistir a los pacientes de coronavirus. “No va a ser una dificultad producirlo en forma masiva”, afirma el director del proyecto. Por Javier Godoy
Desde que comenzó la pandemia, la ciencia argentina ha contribuido con diferentes desarrollos en la lucha contra la enfermedad. Al plasma y los nuevos métodos de testeo habría que agregarles el uso de un spray nasal que podría evitar que los pacientes, que transitan síntomas leves de coronavirus, vean agravado su cuadro y, además, brindaría protección para el personal de salud.
El principal componente de este spray es la carragenina, una mezcla de polisacáridos naturales provenientes de las algas rojas, de uso frecuente en la industria farmacéutica, contra resfríos comunes o influenza, y en la industria alimenticia.
“Sabíamos de su acción con otros virus, pero no específicamente con este coronavirus”, explica el doctor Osvaldo Uchitel del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFYBYNE) de la Universidad de Buenos Aires y director científico del proyecto. “Gracias a una colaboración entre el doctor Juan Manuel Figueroa -neumonólogo del Hospital de Clinicas y director clínico del proyecto- y la Universidad de Tennessee se probaron muestras del spray nasal que estamos utilizando y se comprobó que tiene una alta eficiencia para destruir el SARS-CoV-2 en cultivos. Es muy efectivo”.
Su funcionamiento está ligado a las cargas eléctricas que presentan tanto el SARS-CoV-2 como el polisacárido. “El virus-desarrolla Uchitel- se replica en la superficie del epitelio respiratorio, cubriendo todas las salidas respiratorias. Y no es que solo ataca el pulmón, sino que también afecta el sistema nervioso, que es el que comanda al sistema respiratorio y agrava la enfermedad. Entonces, previo a que entre al sistema nervioso uno puede tratar de captarlo en el epitelio tirándole ‘una red de cargas negativas’, las carrageninas, que atrapan al virus que tiene cargas positivas en su superficie”, explica.

Este accionar previo a que afecte al sistema nervioso posibilitaría que no se agravase el estado de pacientes ya infectados, evitando que entren en un estado crítico con uso de respiradores, por un lado, y por otro, esa “red de cargas negativas” que protege el epitelio, impediría que el virus penetre desde afuera y serviría como una protección más para el personal de la salud, que se encuentra altamente expuesto al virus.
Otro de los aspectos fundamentales es su costo y accesibilidad. “El spray con carragenina es algo que está muy usado –señala el investigador-, no hay que modificar nada de lo que ya se está ofertando. Es un producto que está totalmente permitido, es barato y de fácil acceso. No va a ser una dificultad para los laboratorios producirlo en forma masiva, inclusive para el Estado”. Su forma de aplicación es otra de las ventajas que presentaría el tratamiento: se aplicaría en las fosas nasales cada seis horas, durante los veinte días posteriores al diagnóstico.
Actualmente el proyecto se encuentra en su fase clínica, a cargo del Doctor Juan Manuel Figueroa, que se lleva a cabo en distintos hospitales de la Ciudad, del Conurbano, Chaco y Rosario. El equipo de trabajo, que es una conjunción de investigadores básicos y clínicos, se completa con profesionales del Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein, y del Instituto de Biología Celular y Neurociencias Profesor De Robertis. Además, cuenta con el apoyo del COFECyT (Consejo Federal de Ciencia y Tecnología) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Argentina.
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