El domingo 18 de julio se realizan las primarias para elegir candidatos de cara a los comicios presidenciales de noviembre. Por Mauricio Manini Williams (*)

Los resultados de las recientes elecciones en Chile para elegir a los integrantes de la Asamblea Constituyente y a los gobiernos regionales fueron sorprendentes. Por ello, es importante preguntarse cómo afectarán a los próximos comicios presidenciales y qué impacto tendrán en los vínculos del país con sus vecinos regionales.

Los partidos políticos tradicionales fueron quizás los más golpeados durante las elecciones de mayo pasado. Desde el regreso de la democracia, en 1989, el sistema político chileno se había sostenido en un bipartidismo representado actualmente por Chile Vamos (centro-derecha) y Nueva Mayoría (la antigua Concertación, de centro-izquierda).

Veamos los números. Del total de 155 escaños de la Asamblea Constituyente, los partidos tradicionales obtuvieron solo 63 escaños (37 la centroderecha y 25 la centroizquierda). Mientras tanto, la lista de independientes dio el batacazo con 48 escaños, la de Apruebo Dignidad (izquierda) obtuvo 28 y los pueblos originarios 17 (un número ya preestablecido).

A poco de darse los resultados, el mismo presidente Sebastián Piñera reconoció ante los medios: “En estas elecciones la ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje”. Ese mensaje, dijo, estuvo dirigido “al gobierno y también a todas las fuerzas políticas tradicionales”. “No estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y con los anhelos de la ciudadanía y estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y nuevos liderazgos”, concluyó el mandatario, elegido hace cuatro años por la coalición Chile Vamos.

EL COMIENZO DE UNA TRANSICIÓN POLÍTICA

Analizando el tema más a fondo, Francisca Lara, periodista chilena y magíster en Nuevos Medios, afirma que el “resultado de la Constituyente cambia por completo cómo se configuran las coaliciones”. Una sensación compartida entre muchos durante los últimos años es que gobiernos de uno y otro color político no dieron respuesta a sus necesidades, y eso derivó en las protestas masivas de 2019.

Las elecciones del pasado mayo resultaron un duro golpe para los partidos tradicionales. Foto: AFP.
Las elecciones del pasado mayo resultaron un duro golpe para los partidos tradicionales. Foto: AFP.

“La elección de constituyentes no hubiera sido posible sin toda la gente que salió hace dos años a las calles, que no fueron convocados por partidos políticos. Literalmente, fue un estallido social”, analiza Lara. Para esta periodista, no es que estas coaliciones vayan a desaparecer, pero sí van a tener que modernizar sus visiones y sus discursos.

Carlos Rodríguez Urra, periodista y doctorando en Comunicación, cree que los resultados corresponden a las ansias de poder renovar la política a partir de nuevas ideas y propuestas. Incluso, algunos temas que se plantearon en estos comicios, como el alto costo de la educación y las deudas de muchos estudiantes, se venían planteando desde las protestas estudiantiles de 2007.

Tanto Lara como Rodríguez Urra destacan otra reivindicación de estas últimas elecciones: el acceso al agua como un derecho universal a garantizar por el Estado, una bandera que levantaron muchos candidatos. Vale recordar que Chile tiene una fuerte privatización y control del agua. “En realidad, el ‘hartazgo’ son las ganas de querer resolver temas que la sociedad chilena siente que están en deuda hace mucho tiempo”, anota Rodríguez Urra.

Por su parte, Roberto Munita, analista electoral del partido Renovación Nacional (RN) del actual presidente Piñera, coincide en que este proceso electoral marca un antes y un después con respecto al “duopolio” de la política chilena. “Más que reemplazo, yo creo que hay una difuminación, una especie de atomización del espectro político”, observa.

Munita, que además es magister en Sociología y Political Management, evalúa que en ese marco se destaca una fiebre o furor por el “independentismo”: “Los ciudadanos no solo fueron esquivos y mezquinos con la coalición de centroderecha, sino también con la de centroizquierda. Y en cambio, le dieron muchos votos a grupos independientes que no obedecen a las técnicas o lógicas anteriores”.

CHILE RUMBO A LAS PRESIDENCIALES

Las últimas elecciones no fueron solo para elegir constituyentes, sino que también se votó para gobernadores regionales y alcaldes. Los partidos tradicionales recibieron menos votos, se reforzaron algunos liderazgos y esto llama la atención de cara a las elecciones presidenciales, que tendrán sus primarias el próximo 18 de julio.

"La búsqueda de un sistema económico que resuelva las desigualdades ha sido una constante, aunque aún no está claro qué tanto se puede cambiar y cómo se implementarían los cambios a través de la nueva Constitución", dice el autor de la nota. Foto: Gentileza MNW.
“La búsqueda de un sistema económico que resuelva las desigualdades ha sido una constante, aunque aún no está claro qué tanto se puede cambiar y cómo se implementarían los cambios a través de la nueva Constitución”, dice el autor de la nota. Foto: Gentileza MNW.

Rodrigo Muñoz Baeza es asesor legislativo y uno de los vicepresidentes de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas. Él explica que en el proceso presidencial llevan la delantera cuatro políticos tradicionales: Joaquín Lavín (derecha), actual alcalde de Las Condes; Yasna Provoste (centro), exministra de Michelle Bachelet y actual presidenta del Senado; Paula Narváez (socialismo), exministra de Bachelet; y Daniel Jadue (comunismo), alcalde de Recoleta que fue reelecto las elecciones de mayo.

“A partir de toda esa confusión, a la que se une un gobierno de Piñera en franco declive y descomposición, tenemos la posibilidad de resetear Chile y elegir nuevos liderazgos. No sé si es el fin de la alternancia, pero sí habrá que ver hacia fin de año si el surgimiento de alternativas para la constituyente se ratifica para la presidencial o las parlamentarias”, analiza Muñoz Baeza.

Por otro lado, el vicepresidente de la IUSY apunta a que se vivía una separación entre la política y la sociedad. Los niveles de participación en las elecciones desde la implementación del voto voluntario en 2011 han sido “paupérrimos” y llegaron a menos del 30% en 2016 en las elecciones municipales. Eso de alguna manera “explotó” con las manifestaciones de 2019.

LAS PRIMARIAS Y LOS NUEVOS LIDERAZGOS

Para Francisca Lara se debe considerar que para las primarias, la derecha tiene candidatos en una sola lista, mientras que la izquierda va más dividida. La fragmentación podría ser aún más perjudicial para los partidos progresistas, ya que aunque la unidad no salva a la derecha de una posible mala elección, la falta de unidad de la izquierda haría que su rival pudiera ganar, a pesar de los magros resultados de mayo.

“En la Constituyente, la lista de los ‘independientes’ fue la que arrasó. Ahora en el mapa político se monitorea mucho más a los independientes, quiénes son, de dónde vienen, qué quieren, cuál es su discurso, cuáles son sus luchas. Ahí está surgiendo un nuevo liderazgo y hay que ver cómo se encauza”, analiza Lara.

Además, se debe mirar la alianza entre el comunista Daniel Jadue y Gabriel Boric, del Frente Amplio, un partido joven de izquierda con experiencia en elecciones previas. Fueron los únicos dos que inscribieron sus listas para las primarias en la izquierda. El Partido Comunista tuvo una gran performance en la elección de alcaldes (por ejemplo, ganó en la capital Santiago), pero se le critica, por ejemplo, que nunca haya condenado con dureza las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

En cuanto a las primarias presidenciales, Carlos Rodríguez Urra cree que sin duda habrá facciones que estarán mejor posicionadas respecto a los movimientos sociales. “Más que nunca, en los comicios presidenciales vamos a ver a un Chile mucho más marcado desde diferentes polos, donde el factor de la juventud y la tradición se verán confrontados”, observa el periodista.

EL IMPACTO DE CHILE EN LA REGIÓN

Un último punto es si las elecciones podrán afectar el sistema económico de Chile y su relación con la Región. Durante las protestas de 2019 y en el discurso de los candidatos, la búsqueda de un sistema económico que resuelva las desigualdades ha sido una constante, aunque aún no está claro qué tanto se puede cambiar y cómo se implementarían los cambios a través de la nueva Constitución.

En cuanto al impacto regional, Rodrigo Muñoz Baeza explica que no se le da tanta importancia: “Los impactos regionales no están dentro de las prioridades. En esas materias, en el pasado se reunía un consenso entre las fuerzas políticas, pero dado el surgimiento de nuevas alternativas y el quiebre de las materias económicas, es posible que se cuestione la política internacional de Chile también”.

Para este asesor legislativo del socialismo y vicepresidente de la IUSY, un posible foco de debate es el acuerdo TPP-11, el Acuerdo Transpacífico, que involucra a 11 países de América y Asia. Los acuerdos regionales de momento se mantendrían estables y si se quiere mejorar el tema derechos humanos luego de las denuncias de violaciones en 2019.

En una línea similar, Roberto Munita explica que la política chilena “es bien provinciana”, ya que las discusiones en los medios y en los programas de gobiernos casi siempre apuntan hacia el interior de Chile, no al exterior. Además, el analista electoral de RN recuerda la importancia de mantener una política de Estado en el tema internacional.

¿CAMBIOS EN LA POLÍTICA EXTERIOR?

“En Chile, hasta ahora, siempre se ha visto toda la política exterior como una política de Estado, más que de gobierno. En ese sentido, ha sido bastante estable. Si te fijas, las políticas económicas y exteriores que tuvo la ex Concertación fueron muy similares a las que ha tenido Piñera en sus dos mandatos”, analiza Munita.

Eso puede cambiar, ya que el Frente Amplio es crítico del TPP-11 y llama a estudiar la COP25 que se iba a realizar en Chile (y que no se hizo por el estallido social de 2019). “Es acelerado afirmarlo con certeza, pero puede darse que haya algún tipo de rebaraje en el rol de Chile en alianzas internacionales, como la Alianza del Pacífico, el Mercosur o el grupo de Sao Paulo. Insisto, todavía es muy acelerado afirmarlo con certeza, yo lo veo como una mera posibilidad”, observa Munita.

En síntesis, se puede afirmar que las elecciones pasadas de Chile son un llamado de atención para la política tradicional ante el descontento de muchos ciudadanos que ya no se sienten representados. Una situación que se repite en América Latina (como las actuales protestas en Colombia) y de la cual ningún país es inmune.

* El autor es periodista y coordinador de Contenidos de Educación a Distancia de la Universidad de Congreso.

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