Dos explosiones destruyeron el complejo de una de las mayores universidades del país, en el primer día en que los estudiantes rendían exámenes, causando la muerte a 52 personas y dejando decenas de heridos.
La incesante violencia ha afectado la vida cotidiana en Siria desde que a inicios del 2011 la feroz represión del Gobierno sobre protestas pacíficas dio pie a una resistencia que se transformó en una insurgencia armada dirigida a derrocar al presidente Bashar al-Assad.
Más de 50 países pidieron el martes al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que refiera el conflicto a la Corte Penal Internacional (CPI), que procesa a personas por crímenes de guerra y genocidio. Pero Rusia -principal aliado de Assad y su mayor abastecedor de armas- bloqueó la iniciativa, al decir que “el momento es inadecuado y contraproducente”.
Cada bando en el conflicto de 22 meses se culpó mutuamente por las explosiones del martes en la Universidad de Aleppo, situada en una zona controlada por el Gobierno en la ciudad más poblada de Siria.
Algunos activistas en Aleppo dijeron que las explosiones fueron provocadas por un ataque del Gobierno, mientras que la televisión estatal acusó a “terroristas”, un término usado a menudo por Damasco para referirse a los rebeldes, de disparar dos proyectiles hacia la universidad.
Un combatiente rebelde sostuvo que el ataque parecía haber sido causado por misiles de “tierra-tierra”.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo de seguimiento con sede en Gran Bretaña, dijo que al menos 52 personas perdieron la vida y que decenas resultaron heridas, pero no pudo identificar la fuente de las explosiones. “Decenas se encuentran graves. La cifra de muertos podría elevarse a 90”, dijo el Observatorio en un comunicado, tras citar a médicos y estudiantes.
Fuente: Reuters