Previo a la asunción de Jair Bolsonaro como el nuevo presidente brasileño, se abren grandes interrogantes sobre el rumbo que tomará el país. DEF consultó al analista político Rosendo Fraga, al periodista Daniel Rittner, y a la especialista en no proliferación nuclear Irma Argüello sobre lo que depara el 2019 a Brasil y a la Región.
-Teniendo en cuenta el perfil del nuevo ministro de Hacienda,
¿cómo vislumbra la gestión económica del futuro gobierno de
Jair Bolsonaro?
Rosendo Fraga, Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría:-Bolsonaro ha dado un giro coherente en su proyecto: busca una alianza política con los EE. UU. y adopta una política económica de apertura y privatización. No es la línea tradicional de las últimas décadas en Brasil. Sin embargo, tiene puntos de contacto con la entrada de Brasil en la Segunda Guerra Mundial en 1942 y el acercamiento del gobierno militar a Washington desde los últimos años de los sesenta hasta comienzos de los setenta. Por tercera vez desde comienzos de los cuarenta del siglo XX, Brasil busca afirmar un liderazgo regional en alianza con EE. UU. y no contra él.
Daniel Rittner, periodista del diario Valor Econômico, desde Brasilia:- A pesar de la reciente recesión que produjo una caída del ingreso per cápita del 10 % desde 2014, el tamaño del mercado brasileño hace que sigan existiendo grandes oportunidades para los inversores. Dado el déficit de infraestructura, el país necesita inversiones anuales del orden del 5 %, a pesar de lo cual, en los últimos años, no ha superado el 2 %. La inflación se encuentra controlada (3,5 %), el déficit de cuenta corriente es insignificante (menos del 1 %) y las reservas internacionales se ubican en los 380.000 millones de dólares. La mayor fuente de preocupación es la deuda pública. Los inversores extranjeros parecen estar dispuestos a apostar por Brasil, pero estaban a la espera de mayor estabilidad política.
En cuanto a la política económica del futuro gobierno, el enfoque liberal es del agrado de los mercados y de la industria. Sin embargo, su éxito dependerá, en buena medida, de la aprobación de la reforma previsional en los primeros meses de 2019, una medida que permitiría garantizar la sustentabilidad de las cuentas públicas, que es el mayor drama de la economía brasileña. Ahora bien, la relación del “superministro” Guedes con la industria promete ser uno de los puntos de mayor tensión del nuevo gobierno. Las primeras señales de su futura gestión sugieren que mantendrá su discurso de campaña, en el sentido de promover la apertura de la economía y realizar cambios en el sistema de subsidios y aranceles a los productos importados. El presupuesto de 2019 prevé unos 70.000 millones de reales (unos 20.000 millones de dólares) en concepto de subsidios, la mayor parte de los cuales serán direccionados hacia la industria.
Irma Argüello, presidenta de la Fundación NPS Global:-En la situación actual de la economía brasileña, abatida por las causas de corrupción y el bajo crecimiento, el Estado no puede hacer todo solo. El país tiene un enorme potencial económico no explotado debido a los errores de los gobernantes pasados. La economía ha quedado muy golpeada después del ensayo socialista del PT. La percepción generalizada de la corrupción representa una enfermedad grave para cualquier economía. Un dato no menor que retrae las inversiones es el nivel de inseguridad reinante, con una tasa de homicidios cada 100 mil habitantes que supera con creces la de México. Lo deseable es que el Estado garantice la seguridad en el territorio (y también que haya seguridad jurídica) para que todas las actividades desarrollen su mayor potencial. La confianza es clave y llega, en su mayoría, desde el sector privado. En este marco, Bolsonaro y Guedes tendrán que lograr definir una estrategia que permita una sana combinación entre lo público y lo privado, lo que llevará a Brasil a retomar su crecimiento económico.

-¿Cambiará el eje de la inserción internacional de Brasil? ¿Cuál será el futuro del Mercosur y de los procesos de integración regional?
RF:-El giro estratégico de Bolsonaro implica menor protagonismo de Brasil en el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), lo que ya ha sucedido con la administración saliente de Michel Temer. También quitará impulso a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), una iniciativa de la diplomacia del PT para crear un ámbito de concertación de políticas de América Latina y el Caribe, sin la inclusión de EE. UU. ni de Canadá. La Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) ha quedado desactivada por los conflictos en torno a Venezuela, y Bolsonaro no va a reactivarla. El Mercosur continuará con menor prioridad y no puede descartarse que la unión aduanera retroceda a una zona de libre comercio, lo que permitirá que cada uno de los países pueda negociar acuerdos comerciales por su lado. La confrontación de Bolsonaro con Cuba y Venezuela es coincidente con el giro en la estrategia global y regional.
DR:-El futuro canciller Ernesto Araújo se autodefine como “antiglobalización” y ha escrito en el pasado artículos en los que mostraba sus posiciones conservadoras y contrarias a la injerencia de organismos multilaterales en la política brasileña. Por su parte, Bolsonaro ha adoptado un discurso muy cercano a los EE. UU., ha expresado sus dudas sobre los beneficios del vínculo bilateral con China y ha mostrado su desconfianza respecto de organismos y acuerdos multilaterales. Por otro lado, es posible que se abran nuevos diferendos internacionales, en caso de concretarse la salida de Brasil del Acuerdo de París (sobre cambio climático) y el traslado de la Embajada en Israel a Jerusalén.
En cuanto al Mercosur, a pesar de ser una de las mayores construcciones de las diplomacias argentina y brasileña en su historia, la comunidad de negocios brasileña considera que el bloque subregional se ha convertido en una traba para la inserción de Brasil en la arena global y un ancla para su competitividad. Por eso existe una fuerte presión de parte de los industriales para retroceder de la actual unión aduanera a una zona de libre comercio, lo que dejaría a los socios en libertad para negociar acuerdos bilaterales de libre comercio. Esa decisión tendría sus costos, ya que hoy casi el 50 % de las exportaciones brasileñas hacia la Argentina está conformado por automóviles y autopartes. Con la transformación del bloque en una zona de libre comercio, la Argentina podría eventualmente adquirir automóviles más económicos en EE. UU. o China a través de nuevos acuerdos bilaterales. La industria de San Pablo, con fuerte poder de lobby, tiene hoy serios problemas de competitividad y a ella le es útil que Argentina siga siendo el destino de colocación de sus exportaciones.
Otro punto curioso del futuro equipo económico de Bolsonaro es que se anunció que su primer viaje como presidente electo tendrá como destino Chile. Además del gesto externo, es una clara señal hacia el interior de Brasil en el sentido de optar por el modelo de liberalismo económico y apertura comercial que existe en Chile, visto por Guedes y sus asesores como el ejemplo a seguir.
IA:-El eje de inserción internacional de Brasil cambiará rotundamente. El país intentará desprenderse de la política internacional basada en ideologías ligadas al Foro de San Pablo. Bolsonaro buscará recuperar el liderazgo brasileño en América del Sur, defendiendo los intereses nacionales desde una posición pragmática y realista. Su agenda está más ligada al hard power que vienen mostrando los líderes del momento, como Xi Jinping y Putin; y entiendo que habrá un acercamiento con Donald Trump tanto por afinidad ideológica como de personalidad.
En lo que respecta a la integración regional, la situación dependerá mucho de que los demás países acompañen su política pragmática. Podría haber presiones mucho más fuertes hacia los países del hemisferio para buscar una salida a la crisis de Venezuela de una manera más decisiva que la postura actual del Grupo de Lima. La situación en Venezuela será claramente un desafío: la posición de Bolsonaro será firme y puede darse una coalición con Donald Trump y el mandatario colombiano Iván Duque para ejercer presión sobre el régimen de Nicolás Maduro, lo cual derramará hacia toda la región.
No observo a Bolsonaro atado, de una manera prioritaria, a los compromisos dentro del Mercosur, sino más bien optando por tratados bilaterales de libre comercio con países de la región y con terceros. Para el gobierno argentino este nuevo interlocutor será un gran desafío que, bien aprovechado, puede ser una oportunidad de crecer en paridad. Bolsonaro puede funcionar como un catalizador para que nuestro gobierno comience a tomar las medidas necesarias para salir de la crisis económica e institucional. En materia nuclear, el proceso de verificación mutua de los materiales nucleares en la ABACC ha sido muy beneficioso para ambos países y su reputación ante el mundo. Sería deseable que continúe. Por ahora no hay ninguna señal de que Bolsonaro tome decisiones contrarias a la línea actual, pese a que la “dureza” de sus ideas hace a algunos pensar que nos espera un futuro de Brasil con ambiciones nucleares no pacíficas.
-¿Qué implica, para la política de defensa y seguridad del futuro gobierno, la fuerte presencia del estamento militar en el gabinete?
RF:-Bolsonaro tratará de ser eficaz y contundente en materia de seguridad pública, porque en lo inmediato no podrá dar respuestas populares en materia económica; y, en este marco, las Fuerzas Armadas mantendrán un rol relevante. Pero las Fuerzas Armadas, y en particular el Ejército, serán al mismo tiempo apoyatura y límite para su gobierno. Serán un factor de equilibrio en una situación política compleja.
DR:-Es muy común escuchar a personas de las FF. AA. decir que los militares han vuelto al poder a Brasil por el voto. Uno de los principales desafíos que tienen los militares es evitar que se considere que son parte del nuevo gobierno, ya que un eventual fracaso de Bolsonaro podría impactar fuertemente en la credibilidad de las FF. AA. En materia de inversiones y reequipamiento militar, la expectativa es que continúen los programas en curso, sin recortes de recursos, sobre todo, por la influencia que tendrán los generales en el nuevo gobierno. Ahora bien, existen dos factores que indican que no habrá un excesivo aumento de los recursos destinados al sector militar: por un lado, la enmienda constitucional, aprobada en 2016, que impide un aumento real del gasto público por encima de la inflación durante 20 años; y, por otro, la necesidad de compensar el aumento del presupuesto militar con recortes en otras áreas, lo que parece poco factible.
IA:-La estigmatización de las personas por pertenecer a las FF. AA. o de seguridad es inconveniente para el desarrollo de una política saludable. Como concepto general, los cargos gubernamentales deben ser otorgados sobre la base de la idoneidad y no al hecho de pertenecer o no a ciertas instituciones. Bolsonaro ganó con un manifiesto apoyo de las FF. AA., pero también de la ciudadanía de todos los estratos sociales, cansada de inseguridad y corrupción. Sin dudas, es un gran gesto de madurez de la sociedad brasileña haber abandonado el continuismo. En cuanto a la elección del gabinete para el nuevo gobierno, parece sensato que Bolsonaro elija personas idóneas, independientemente de su extracción. Por otra parte, estos nombramientos dan un claro mensaje contra la impunidad, el narcotráfico y el crimen en general. Es saludable que el nuevo gobierno tome medidas firmes en contra del crimen organizado en todas sus formas, ya que si no lo hace, Brasil corre el riesgo de convertirse en un Estado fallido, que arrastra, por su relevancia, a los demás países de la región. Interpreto que las FF. AA. de Brasil se sienten con la responsabilidad de frenar esto, y Bolsonaro, ahora presidente, también.