Estos contaminantes podrían tener las mismas características tóxicas para la salud humana y ambiental que los procedentes de fuentes industriales. Aquí, un análisis para abordar este problema latente del que nadie habla. Por Lilian Corra
Desde hace tiempo, se registra la presencia de químicos de origen farmacéutico en aguas superficiales. El problema radica en que estos químicos, independientemente de su origen, se comportan como contaminantes cuando entran en contacto con el ambiente. Pueden tener efecto negativo sobre la biodiversidad y la salud humana. Existe, de hecho, un número creciente de publicaciones que detallan su detección en el ambiente, así como abundante evidencia científica de los posibles efectos negativos sobre los microorganismos, la vida silvestre y la salud humana.
Esta realidad de la que poco se habla plantea algunas preguntas importantes: ¿Cuánto sabemos sobre la presencia de químicos de origen farmacéutico en el ambiente? ¿Cómo se comportan en el ambiente, y cuánto tiempo persisten en él? ¿En que medida están presentes en el agua de bebida? ¿Qué tan tóxica es la exposición temprana desde la concepción? En fin, todavía quedan muchas preguntas que responder y lagunas de información por explorar
Un abordaje desde su génesis
El origen (farmacéutico) de estas sustancias plantea una arista nueva al problema de contaminación ambiental química, ya que requiere un abordaje holístico del tema. Esta diferenciación funciona como una barrera para parangonarlos con los contaminantes químicos de origen industrial. A pesar de ello, evidentemente, son contaminantes indeseados del ambiente y, más allá de su origen, deben ser estudiados y tratados como tales.
Existe un número creciente de publicaciones que detallan su detección en el ambiente, así como abundante evidencia científica de los posibles efectos negativos sobre los microorganismos, la vida silvestre y la salud humana.
Los químicos de origen farmacéutico, presentes en el ambiente, podrían tener las mismas características tóxicas que los procedentes de fuentes industriales. Algunos están diseñados para tener efectos específicos, definidos y bien conocidos (hormonas y antibióticos, por ejemplo). Sin embargo, otros fármacos (sintéticos o no sintéticos) tienen efectos derivados de mecanismos de acción que no son bien conocidos y, en muchos casos, no estamos muy seguros de cómo funcionan, solo de lo que hacen (sus efectos). Esto es, por ejemplo, una regla bastante general en los psicofármacos.

El comportamiento de estos químicos en el ambiente y sus efectos como contaminantes no se conocen mucho y no suelen examinarse de manera holística. Los de la exposición a químicos de origen farmacéutico (exposición que puede ser múltiple y simultánea) sobre la salud humana pueden diferir de los buscados cuando son administrados individualmente en un tratamiento médico.
Lo mismo sucede con los efectos sobre otros seres vivos (microorganismos y vida silvestre). Además, poco se sabe sobre su impacto en las plantas, la microflora y la flora en general. Es más, rara vez, se estudian los efectos de los químicos de origen farmacéutico cuando están presentes desde el momento mismo de la concepción. La investigación sobre la exposición temprana in utero, en general, es muy limitada.
Una respuesta de la cuna a la cuna
Este importante problema emergente plantea un nuevo e inesperado desafío para la salud humana y ambiental. ¿Por dónde comenzar con la regulación y el control de la contaminación por químicos de origen farmacéutico? Para ser coherente con el análisis de otros contaminantes químicos presentes en el ambiente, se debe aplicar el concepto “de la cuna a la cuna”, la economía circular o economía verde.
Se necesitan análisis centrados en la producción de suministros, fabricación, comercialización (organización de la demanda, compras), envasado y disposición final, tanto de residuos industriales, como de residuos urbanos u hospitalarios, que contienen este tipo de químicos (sólidos y líquidos).
Se necesitan análisis centrados en la producción de suministros, fabricación, comercialización, envasado y disposición final, tanto de residuos industriales, como de residuos urbanos u hospitalarios, que contienen este tipo de químicos.
Además, es necesario examinar las diversas metodologías utilizadas para tratar los desechos que contienen químicos farmacéuticos al final de su vida útil. Para facilitar este proceso, es necesario tener acceso a la información. Sin embargo, la industria farmacéutica guarda estos datos muy celosamente, ya que su principal objetivo es la atención médica y su interés financiero implica el desarrollo competitivo de innovación científica y tecnológica (conocimiento). Todo esto se traduce en una sólida política de protección de la información que se aplica en todo el mundo.
Como la información puede no estar completamente disponible, la implementación de medidas efectivas de control de emisiones derivadas de procesos industriales relacionados con la actividad es difícil de evaluar. Del mismo modo, el acceso limitado a la información sobre la naturaleza y los mecanismos de los químicos farmacéuticos dificulta una comprensión integral de su comportamiento en el ambiente y sus posibles efectos sobre la salud humana y las demás especies. Esta falta de información también puede influir en los análisis y la selección de las mejores técnicas disponibles y las mejores prácticas ambientales para la eliminación final adecuada de desechos a lo largo de su ciclo de vida.
Claramente, nos enfrentamos a un problema que nos obliga a pensar de forma diferente. Debemos ampliar nuestro conocimiento y evaluar nuestra posición sobre la naturaleza de los químicos que se emiten al ambiente en relación con sus posibles efectos sobre la salud humana y los demás organismos vivos.
Se necesitan centrar los esfuerzos en aumentar la visibilidad de este tema emergente, y promover la discusión y el análisis de la situación actual. Urge determinar el alcance y caracterizar el problema para desarrollar e implementar intervenciones efectivas de prevención de la contaminación, reduciendo el vertido y las emisiones de químicos de origen farmacéutico al ambiente, así como sus efectos negativos.
*La autora de este artículo es Médica pediatra, especialista en Salud y Ambiente, presidenta de la International Society of Doctors for the Environment (ISDE)