La cuarentena provocó un inédito desplome en la venta minorista de combustibles y llevó al 64% de las bocas de expendio del país a una situación límite. Por Mariano Roca
“La situación es muy complicada porque las estaciones de servicio siguen trabajando al 100%, con todos los servicios, inclusive higiene y seguridad y el retiro de residuos peligrosos. Tenemos 4850 estaciones abiertas y operando normalmente, pero las ventas han caído sustancialmente”, señala a DEF el presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA), Gabriel Bornoroni. “El 85% de las estaciones de servicio están por debajo del punto de equilibrio en sus ingresos, mientras que el 64% están al borde del cierre si no se les brinda alguna ayuda. Llegamos a una situación en la que, salvo un 15%, la mayoría están trabajando a pérdida”, completa este abogado y pequeño empresario cordobés, que es también titular de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro de la Argentina (FECAC).
De acuerdo a las cifras suministradas por CECHA, la caída del volumen de ventas de combustibles líquidos en el canal minorista había sido del 45,8% entre abril de 2019 y abril de 2020, con un desplome aún más pronunciado en el segmento de las naftas, del orden del 66%, mientras que en el gasoil fue del 28,3%. Según la misma fuente, en mayo pasado el volumen de ventas de combustibles fue un 34,5% menor al registrado un año atrás, con una caída del 50,1% en las naftas y del 21,2% en el gasoil. Este último dato, advierten desde la entidad que nuclea a los estacioneros, permite albergar cierto optimismo respecto de una “recuperación parcial de los volúmenes y la facturación perdidos en marzo y abril”. Sin embargo, matizan, “queda mucho por recuperar todavía, en un contexto de evolución heterogénea en distintas zonas del país”.

Consultado sobre el vínculo con el gobierno nacional, Bornoroni destaca el buen nivel de diálogo y enfatiza que ha sido muy positiva la conformación de “Expendedores Unidos”, un espacio integrado por CECHA, la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA), la Asociación de Estaciones de Servicio (AES) y la Cámara de Expendedores de GNC (CEGNC). Respecto de las medidas de ayuda al sector, el titular de CECHA precisa que, al ser un servicio esencial, en el comienzo de la cuarentena el sector no se encontraba contemplado en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). “Posteriormente, luego de una gestión que hicimos, nos incluyeron porque se dieron cuenta que cuando arrancó la pandemia, estábamos vendiendo a un 10% de lo habitual”. En cuanto a los créditos, “el sistema funcionó en tanto y en cuanto los propietarios de estaciones de servicio tuvieran sus finanzas prolijas y ordenadas; y en muchos casos, a la semana de solicitado el crédito, el banco ya se lo había aprobado”. Con los trabajadores, puntualiza, durante el período más duro del confinamiento se hicieron “acuerdos de suspensiones con goce de haberes”.
“La recuperación en la venta minorista de combustibles es parcial y aún queda mucho camino por recorrer, dada la evolución heterogénea en las distintas zonas del país”.
Con relación al congelamiento de los precios, el Decreto 488/2020 del Poder Ejecutivo –que estableció el famoso “barril criollo” a 45 dólares– suspendió hasta el 1º de octubre las actualizaciones en los montos impositivos para las naftas y el gasoil. Bornoroni presume que “en octubre va a haber algún tipo de reacomodamiento”. De todos modos, aclara el titular de CECHA, “de marzo de 2019 a marzo de 2020, incluido el bono obligatorio de 4000 pesos, hemos hecho una actualización del 70% en los salarios, mientras que los combustibles aumentaron un 40% en ese mismo período, lo que representa un desfasaje muy importante”. Aclara que no lo dice a “título de queja”, sino para que la ciudadanía entienda la dimensión de la situación por la que atraviesa el sector.
En cuanto a la disputa que históricamente han mantenido las estaciones de servicio con una de las principales empresas del sector de pagos electrónicos, Bornoroni explica: “Nosotros entablamos un juicio a la empresa Prisma por ‘abuso de posición dominante’. Estamos en una situación desventajosa: el rubro está brindando un servicio y gana el 3%; si las tarjetas se llevan el 1,5%, nos queda el 50% de esa ganancia, lo que es injusto. En Latinoamérica, las tarjetas de crédito se llevan otro porcentaje, que está en el orden del 0,85%, y acreditan el dinero a las 96 horas. Nosotros queremos transitar hacia los pagos electrónicos, pero tenemos que generar las condiciones para incentivarlos”.
Por último, explicita la posición de CECHA respecto de sus propuestas legislativas con relación a las ventas de combustibles en el sector minorista: “Nuestro proyecto de ley de comercialización de combustibles, que fue presentado en los últimos dos ejercicios parlamentarios y no fue tenido en cuenta, apunta a que todas las ventas se canalicen por las estaciones de servicio, y que ese sea el único canal de comercialización”. En esa línea, aun cuando no ha sido consensuado con las cámaras del sector, existe un proyecto presentado en la Cámara baja por el diputado massista Ramiro Gutiérrez, que establece que “los comercializadores mayoristas de combustibles no podrán tener ninguna participación, sea esta directa o indirecta, en empresas dedicadas a la comercialización minorista”. Sin perjuicio de ello, el proyecto ingresado en la Cámara de Diputados faculta a los comercializadores mayoristas a operar un porcentaje total de bocas de expendio a consumidores directos que “no exceda el 15% de sus ventas totales en el mercado interno”.
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