Con la llegada de la democracia, las cosas volvieron a su lugar para la Escuela de Defensa Nacional. Hoy, como hace más de medio siglo, está dedicada a capacitar especialmente a civiles para manejar una de las áreas fundamentales para el país. La oferta educativa, sus alcances y las perspectivas de sus cursos para especialistas y público en general. Opina su director, Germán Montenegro.
En pocas palabras, podemos afirmar que de la Escuela de Defensa Nacional egresan especialistas para desarrollar actividades afines en dependencias vinculadas con su accionar. Sin embargo, en la histórica casa de Maipú al 200, en pleno centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la oferta educativa, que es gratuita, va mucho más allá de un simple enunciado. En sus aulas son entrenados profesionales civiles para que entiendan cada uno de los resortes operacionales, administrativos y burocráticos del Ministerio de Defensa, que hasta 1983 estaban en manos de las Fuerzas Armadas. El objetivo y la finalidad son claros. Tal cual lo señalara en aquella conferencia organizada por Taeda Editora, el entonces ministro de Defensa del Brasil, Nelson Jobim, cuando planteó que las cuestiones de defensa de los países democráticos de la región debían estar exclusivamente en manos de los civiles y los hombres de armas dedicados a sus roles profesionales.
El núcleo de alumnos ronda los 200 cursantes y está formado por asesores legislativos, secretarios y subsecretarios, funcionarios administrativos, personas interesadas en el tema, profesionales egresados de distintas carreras universitarias (entre ellos, ingenieros, politólogos, biólogos y arquitectos), militares en actividad o retirados y hasta simples ciudadanos. “Buscan aprender y comprender los diversos factores que inciden en las cuestiones de la defensa. Tienen que ver con la política y seguridad internacionales, con situaciones estratégicas, con la administración del Estado, con el conocimiento del sistema de defensa nacional y de las Fuerzas Armadas”, revela a DEF Germán Montenegro, licenciado en Ciencias Políticas y director y profesor del instituto educativo. La escuela, que cuenta con un plantel de entre 30 y 40 profesores, es como un almácigo donde las generaciones jóvenes, sobre todo, se preparan para ejercer funciones en el Ministerio de Defensa principalmente. “O en cualquier lugar relacionado estas cuestiones. El Congreso tiene dos comisiones de Defensa y hay muchas asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales que se dedican a ella de una u otra manera. Las universidades están abriendo ámbitos de investigación sobre seguridad internacional y defensa. Y nosotros atendemos esa demanda de especialización”, agrega el directivo.
DOS ESPECIALIDADES
Los caballitos de batalla son dos. Por un lado, se destaca la especialización en Gestión para la Defensa que dictan junto con la Universidad Nacional de Tres de Febrero. El candidato debe acreditar un título universitario en carreras afines a Ciencias Sociales, Derecho, Ciencias Económicas, Ingeniería, Administración. “El objetivo es formar personas para diseñar, ejecutar y evaluar políticas públicas”, señala Montenegro. Como segunda opción, aparece la Maestría en Defensa Nacional. “Fue creada en 1992 para elevar el nivel académico de la institución. Está supervisada por la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria), que la evaluó en 2000 y 2010, y dirigida a quienes buscan interiorizarse en el funcionamiento del Sistema de Defensa Nacional sin formación universitaria”. Cuenta con una modalidad intensiva de un año de duración y de dos, en la más extensa. Los requisitos para los civiles son los mismos que en el caso anterior y los militares deben ser oficiales de Estado Mayor (coroneles, capitanes de navío y comodoros) y su equivalente para los extranjeros. “La finalidad es interiorizarlos en los factores que hacen a la planificación e instrumentación de las políticas de defensa, teniendo en cuenta que están ingresando en el último tercio de sus carreras y van a cumplir funciones en lugares en donde comience a interactuar lo profesional militar con las instancias de conducción política”, se explaya. Al respecto, revela que uno de los egresados del curso del año pasado es actualmente el oficial de enlace entre el Ejército Argentino y el Ministerio de Defensa.
-Aunque suene a Perogrullo, ¿ahora, para este y otros cargos, los elegidos deben entender de lo que están hablando, y no se puede echar mano de cualquiera sin esa capacitación?
-Así es. No nos metemos con los criterios que usan los responsables de las Fuerzas para otorgar los destinos de sus hombres, pero evidentemente visualizan que quienes pasaron por acá están en condiciones de cumplir con algunos destinos con vinculación política institucional.
-O sea, los convierten en profesionales de la Defensa.
-Sí, y desde distintas perspectivas como el mundo académico, el que tiene que ver con el gobierno, el no gubernamental y el militar. Es la oferta de posgrado.
Finalmente, el Curso Superior de Defensa Nacional, creado en 1992, está abierto para personas del sector público y privado y la población en general.
OTRAS CAPACIDADES
Entre las capacitaciones, el directivo habla sobre el Curso Superior de Defensa Nacional, que históricamente se dictó en la escuela, desde su fundación en 1950 por el general Perón. Está abierto también para la ciudadanía en general y representantes de los sectores público y privado. “El egresado podrá conformar equipos para el análisis y la resolución de problemas técnicos relacionados con la defensa”, expresa. También, con el Consejo Federal de la Juventud, a través del Ministerio de Desarrollo Social, armaron un Programa de Formación de Jóvenes en Defensa Nacional. “El ejercicio del gobierno de la Defensa implica tener un conjunto de civiles especializados de planta permanente y, además, dirigentes políticos para ocupar los cargos en las instancias donde les toque actuar como asesores, secretarios, subsecretarios y en el Parlamento”, sostiene. Con la Dirección General de Recursos Humanos y Organización del Ministerio de Defensa, diseñaron actividades de capacitación para personal de planta para la promoción de tramo escalafonario. “Fue todo un desafío porque hubo que armar programas, instrumentar el dictado de los cursos y otras cosas más. Paralelamente, empezamos a trabajar con el INAP (Instituto Nacional de la Administración Pública) con las mismas intenciones”.
En aquellas dos visitas de la CONEAU, les fue recomendado fortalecer el área de investigación de la Escuela. “Era una de las áreas débiles que teníamos. Y cuando fui puesto en funciones, el ministro me instruyó particularmente para que impulsara el desarrollo de actividades de investigación y reflexión sobre del escenario internacional y cuestiones de la defensa, y que tratarse de colocarla como referente en esos temas. Se armó una secretaría de investigación y un plan con ocho líneas de investigación que le interesan al Ministerio de Defensa.
-¿Cuáles son?
-Varios estudios sobre la evolución de la organización y funcionamiento de las Fuerzas Armadas de la Argentina; la comparación de políticas de defensa nacionales con sistemas de planeamiento en base a capacidades; la cooperación interestatal en defensa en la región y el impacto de la Unasur; el régimen de no proliferación nuclear; el gobierno político de la defensa en el cono sur; las dinámicas de seguridad en la región; la relación entre recursos naturales; y la defensa y la arquitectura de seguridad hemisférica.
ÁMBITO DE REFERENCIA
Como muestra del menú educativo, la materia Defensa Nacional, en la que Montenegro es profesor, tiene una serie de módulos que van desde el Sistema de Inteligencia Nacional y hasta el de la Defensa. Explica y enseña su funcionamiento, cómo está estructurada, entre otras cosas. Pero además, donde pone el acento es en la discusión y el intercambio de opiniones. “Es permanente, dice. En estos momentos, por ejemplo, el contrapunto pasa por quienes piensan que en la región hay una carrera armamentista y países que están comprando armas a lo loco y que nosotros no compramos nada, y por la opinión de otros completamente diversa. Se plantean estas posiciones en las clases. El intercambio nos ayuda a todos a conocer las cosas que se están haciendo. Los alumnos las plantean con la intención de ahondar conocimientos y trayendo argumentos desde fuera de este ámbito, como los diarios, la radio, la TV o porque les han dicho”, completa.
-¿Qué busca el cursante extranjero?
-Primero, conocer el funcionamiento institucional argentino en materia de defensa, que tiene particularidades en la región y, en general, todos perciben que la Argentina está bastante desarrollada en todo lo que tiene que ver con el ejercicio del gobierno político en cuanto a la defensa; están muy interesados en cómo está organizada en materia militar, especialmente la actuación del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Son temas en los que hemos avanzado bastante y el nuestro es un país referente en estas cuestiones. Por eso creo que se acercan a cursar.
-¿De dónde provienen?
-Hay muchos que son enviados oficialmente para cursar la maestría. Por ejemplo, el oficial brasileño que llegó el año pasado quedó destinado en la Argentina como delegado ante el Centro de Estudios Estratégicos del Consejo Sudamericano de la Defensa de la Unasur. Tenemos representantes de distintos países: Estados Unidos, México, Colombia, Ecuador, Brasil, Venezuela, Paraguay, República Dominicana.
CON LOS ALUMNOS
El capitán de navío submarinista de la Armada del Brasil, Joao Ricardo Dos Reis Lessa (49), asegura que este curso ya forma parte de la tradición de la fuerza naval de su país, que envía oficiales a capacitarse desde hace más de 15 años. “Más allá de la parte académica, que es muy interesante y rica, nos da la oportunidad de convivir con personas de naciones hermanas. Nos une el pensamiento sobre la defensa, tanto a civiles como militares. No importa si somos de distintas áreas. En nuestra promoción tuvimos politólogos, sociólogos, biólogos, ingenieros, pero entre todos nosotros había un pensamiento común sobre estas cuestiones”. Concluye que “fue muy interesante. Me llevo experiencias de miembros de países de la Unasur con realidades semejantes pero no iguales, y que buscan los mismos objetivos: la unidad del continente y el cuidado de los recursos naturales”.
A su lado, Iván Poczynok (27), licenciado en Sociología de la UBA, no deja de puntualizar que la EDENA “es el ámbito fundamental para entender sobre los temas de la Defensa”. Ingresó este año para cursar la maestría. “No solo me satisface el estudio sino que al mismo tiempo me abrió las puertas para un montón de dimensiones para pensar la defensa”. Sobre la convivencia entre civiles y militares, explica que “venimos de lugares completamente distintos y con carreras diversas y eso nos ha permitido una complementariedad muy importante para tratar un tema que debe abordarse desde perspectivas muy distintas”. En cuanto a su incorporación a la escuela, como la de otros compañeros, la juzga como que tiene que ver “con ese sentido de la responsabilidad de saber que si la política de Defensa es una política del Estado y uno concibe que debe ser conducida por civiles, hace falta que la sociedad se involucre, participe y piense estos temas”. Finalmente, revela que “las discusiones están siempre latentes y lo interesante es que se dan desde un punto de vista de superación para pensar el momento en que vivimos”.
Ricardo Laleff Ilieff (23), argentino, de origen búlgaro, pone el acento en que es investigador del tema de defensa desde el punto de vista académico. “La escuela me permitió formarme, entrar en contacto con personas de distintas nacionalidades, ideologías, pensamientos o sectores sociales para pensar la problemática de la defensa”. En ese sentido, asegura que “significó un paso fundamental para mi estudio personal sobre cuestiones de guerra, conflictos, relaciones militares a partir de la teoría política o los análisis sociohistóricos”. Malvinas no queda fuera del comentario. “En las discusiones despierta muchos sentimientos, pero también fue interesante escuchar las opiniones de los compañeros extranjeros que la han estudiado desde una perspectiva más técnica”